Los Llanos de Aridane, Islas Canarias (AP).- Tres semanas desde que su erupción trastornó la vida de miles de personas, el volcán en la isla española de La Palma sigue arrojando interminables corrientes de lava sin signos de cesar.
Las autoridades monitorearon el domingo una nueva corriente de roca fundida que se ha sumado a la destrucción de más de 1.100 edificios. Cualquier cosa en el camino de la lava (casas, granjas, piscinas y edificios industriales en el área principalmente agrícola) se ha consumido.
El colapso el sábado de parte del cono volcánico envió una inundación de lava roja brillante que caía desde la cresta Cumbre Vieja que inicialmente se abrió el 19 de septiembre. La corriente rápida se llevó enormes trozos de lava que ya se habían endurecido. Pronto se vio envuelto un parque industrial.
“No podemos decir que esperamos que la erupción que comenzó hace 21 días termine pronto”, dijo Julio Pérez, ministro regional de Seguridad en Canarias.
La Palma es parte de las Islas Canarias de España, un archipiélago del Océano Atlántico frente al noroeste de África cuya economía depende del cultivo del plátano canario y del turismo.
Los nuevos ríos de lava no han obligado a evacuar a más habitantes ya que todos se encuentran dentro de la zona de exclusión que han creado las autoridades. Unos 6.000 residentes fueron evacuados rápidamente después de la erupción inicial.
Los expertos del gobierno estimaron que el mayor de los flujos de lava mide 1,5 km (0,9 millas) en su punto más ancho, mientras que el delta de nueva tierra que se está formando donde la lava fluye hacia el Atlántico ha alcanzado una superficie de 34 hectáreas (84 acres).
El comité científico que asesoró al gobierno dijo que si el delta continúa creciendo hacia el mar, partes de él podrían romperse. Eso generaría explosiones, emisiones de gases y grandes olas, dijo la portavoz del comité, José María Blanco, pero no debería representar un peligro para quienes se encuentran fuera de la zona de exclusión.
La industria turística de las Islas Canarias ya se vio muy afectada por la pandemia y las autoridades instaron a los turistas a no mantenerse alejados.
“Esta erupción está afectando una parte de la isla, pero La Palma sigue siendo un lugar seguro y puede ofrecer mucho a quienes la visitan”, dijo Mariano Hernández, máxima autoridad de la isla.
La última erupción en La Palma hace 50 años duró poco más de tres semanas. La última erupción en todas las Islas Canarias se produjo bajo el agua frente a la costa de la isla de El Hierro en 2011 y duró cinco meses.