- Durante su cautiverio de 36 horas, el obispo emérito Salvador Rangel Mendoza fue sometido a una combinación de drogas que lo mantuvo aturdido.
- Los captores vaciaron sus tarjetas bancarias mientras el prelado permanecía en un estado de letargo.
El obispo emérito de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, fue drogado con una mezcla de cocaína y benzodiazepina por sus captores durante el secuestro que sufrió durante 36 horas.
Según un informe médico derivado de exámenes practicados en el Hospital General de Cuernavaca José G. Parres, el prelado fue abandonado en estado de aturdimiento antes de ser ingresado al hospital el domingo 28 de abril por la noche.
El prelado habría salido de su residencia en Jiutepec, Morelos, el sábado anterior, con la expectativa de regresar pronto, dejando su teléfono celular cargando en casa.
Sin embargo, fue capturado en algún punto de su trayecto, mientras sus captores aprovechaban para realizar retiros de efectivo con sus tarjetas bancarias y utilizarlas para diversas compras.
A pesar de los retiros bancarios y la actividad sospechosa registrada en su teléfono celular, la denuncia por su desaparición no se presentó hasta el lunes por la mañana.
Fue entonces cuando se identificó su ingreso al Hospital Parres, aunque permanecía en calidad de desconocido debido a su estado de letargo.
El prelado Salvador Rangel, sufre de hipertensión y cuenta con un marcapasos, fue expuesto a una combinación de drogas estimulantes y relajantes que lo mantuvieron en un estado de letargo durante su cautiverio.
Los exámenes médicos revelaron la presencia de cocaína y benzodiazepina en su organismo, lo que requiere un tiempo prolongado para su desintoxicación.
Actualmente, el prelado Salvador Rangel continúa su recuperación en el Hospital Morelos, una institución privada, mientras las autoridades investigan el caso y el prelado se recupera de los efectos de su experiencia traumática.