- Dos años después de la decisión del Tribunal Supremo, el acceso al aborto en EE.UU. enfrenta severas restricciones y desafíos legales.
- Millones de mujeres y profesionales de la salud experimentan un entorno legal hostil que limita gravemente el acceso a servicios de aborto.
Desde que el Tribunal Supremo, liderado por una mayoría conservadora, revocó la protección establecida desde 1973 por Roe vs. Wade, múltiples estados han implementado leyes restrictivas. Estas regulaciones han transformado el aborto en una odisea para muchas mujeres, con límites de tiempo tan tempranos como seis semanas de gestación y sin excepciones claras para casos de violación o incesto en la mayoría de los 21 estados afectados.
Consecuencias legales
Profesionales médicos y defensores de derechos enfrentan persecuciones legales severas, con penas de hasta 99 años de prisión por practicar abortos. Organizaciones como el Fondo de Defensa Legal para el Acceso al Aborto han surgido para apoyar a quienes desafían estas leyes restrictivas.
Las implicaciones son dramáticas: más de 27 millones de mujeres en edad reproductiva residen en estados con leyes restrictivas, lo que representa una de cada tres mujeres en el país. Este entorno ha incrementado drásticamente los viajes interestatales para acceder a servicios de aborto, con tiempos de viaje que se han multiplicado hasta 300 veces en algunos casos.
Aborto: un tema central
A pesar de estas barreras, el número de abortos en EE.UU. no ha disminuido, sino que ha aumentado, impulsado en parte por métodos médicos como la mifepristona y el misoprostol. Este aumento contradice la opinión de la mayoría de los estadounidenses, quienes apoyan la legalidad del aborto según diversas encuestas.
La controversia sobre el aborto promete ser un tema central en las próximas elecciones presidenciales, con la administración Biden destacando su defensa del derecho al aborto como un punto clave en su plataforma política. Sin embargo, los movimientos antiabortistas continúan presionando por restricciones aún más severas, incluida la prohibición de la píldora antiabortiva, lo que plantea desafíos adicionales para los derechos reproductivos en el país.