El proceso electoral en Rusia ha sido objeto de intensa controversia, con acusaciones de fraude y corrupción que han sacudido la reelección de Vladimir Putin como presidente para un quinto mandato consecutivo.
Según un grupo independiente de observadores rusos, las elecciones fueron una farsa, marcadas por irregularidades sin precedentes.
El grupo observador ruso conocido como Golos ha denunciado que la elección, donde Putin obtuvo un abrumador 90% de los votos, fue manipulada y careció de autenticidad. Golos afirmó que el proceso electoral se llevó a cabo en violación de los principios fundamentales de la Constitución rusa, socavando los derechos y libertades políticas de los ciudadanos.
“Nunca antes habíamos presenciado una campaña presidencial tan flagrantemente desviada de las normas constitucionales”, declaró Golos en un comunicado emitido el lunes.
El Kremlin, por su parte, ha celebrado el resultado de las elecciones, destacando la participación récord del 77.4% como una muestra del apoyo del pueblo ruso a Putin. Sin embargo, diversas naciones occidentales, incluyendo Estados Unidos, Alemania y el Reino Unido, han criticado el proceso electoral, denunciando la falta de libertad y justicia debido al encarcelamiento de opositores políticos y a la censura.
Golos, fundado en el año 2000, es el único organismo de supervisión electoral independiente en Rusia. Sin embargo, ha sido calificado como “agente extranjero” desde 2013, lo que le ha impedido enviar observadores a los centros de votación. Uno de sus líderes, Grigory Melkonyants, se encuentra actualmente en prisión a la espera de juicio en lo que Golos considera cargos politizados.
A pesar de las críticas, la comisión electoral rusa ha defendido la integridad del proceso electoral, asegurando que se llevó a cabo bajo un escrutinio adecuado y con la participación de cientos de miles de observadores, tanto rusos como extranjeros, designados por candidatos, partidos y organizaciones sociales.