El ministro de Defensa de Alemania, Boris Pistorius, acusó al presidente ruso Vladimir Putin de intentar “desestabilizar a Alemania” a través de la filtración de una conversación confidencial de militares alemanes sobre la entrega de armas a Ucrania.
Pistorius afirmó que la intención detrás de esta filtración es “sembrar la división política en el plano interior” y dañar “la unidad del país”.
El canciller alemán, Olaf Scholz, se comprometió a realizar una investigación exhaustiva del caso, calificándolo como una situación “muy seria”. Scholz enfatizó la necesidad de esclarecer cuidadosa y urgentemente lo sucedido.
La filtración, realizada por la directora del canal estatal ruso RT, Margarita Simonyan, reveló una conversación entre oficiales alemanes sobre la posibilidad de que el ejército ucraniano utilice misiles de fabricación alemana. Esta revelación ha generado críticas al ejército alemán y acusaciones de falta de profesionalismo en materia de seguridad.
El gobierno alemán ha expresado su preocupación por las posibles implicaciones de esta filtración, especialmente en relación con la seguridad nacional y las relaciones con países aliados. Scholz ha reiterado su postura de no enviar proyectiles Taurus a Ucrania, temiendo una escalada en el conflicto con Rusia y argumentando que estos misiles no pueden operarse sin la participación de soldados alemanes.
La filtración ha generado tensiones diplomáticas entre Alemania y Rusia, con llamamientos de explicaciones por parte de Moscú y comparaciones con eventos históricos por parte de líderes rusos.
En conclusión, el gobierno alemán está llevando a cabo investigaciones exhaustivas para esclarecer el alcance y las implicaciones del espionaje ruso al Ejército y ha reafirmado su compromiso con la seguridad nacional y la estabilidad interna del país.