Un reciente estudio de medios conjuntos ha sugerido una posible conexión entre la misteriosa enfermedad que afectó a diplomáticos estadounidenses, conocida como el “síndrome de La Habana”, y una unidad de inteligencia rusa.
Este síndrome, caracterizado por síntomas como mareos, dolores de cabeza y zumbidos en los oídos, ha afectado a personal de la Casa Blanca, la CIA y el FBI, entre otros. La investigación, realizada por The Insider, Der Spiegel y 60 Minutes de CBS, sugiere que podría estar relacionado con el uso de armas acústicas rusas.
Tanto Cuba como Rusia han negado estas acusaciones. Las autoridades cubanas sostienen que la enfermedad no existe, mientras que el Kremlin ha calificado las afirmaciones como infundadas.
Agentes estadounidenses previamente habían considerado poco probable la responsabilidad de una potencia extranjera en estos incidentes. Sin embargo, una evaluación reciente no proporcionó una explicación alternativa, lo que generó frustración entre los afectados.
El síndrome de La Habana, nombrado así por los primeros casos detectados en Cuba en 2016, también se ha reportado en otros lugares del mundo, desde Washington hasta China. Aunque más de mil informes han sido elaborados sobre esta enfermedad, decenas de casos todavía se consideran oficialmente inexplicables.
Se sospecha que los afectados fueron alcanzados por energía dirigida o microondas disparadas desde dispositivos ocultos. La investigación sugiere que miembros de una unidad de inteligencia militar rusa, conocida como 29155, podrían haber apuntado a los cerebros de diplomáticos estadounidenses con armas de “energía dirigida”.
A pesar de estas afirmaciones, las autoridades estadounidenses insisten en que es “muy improbable que un adversario extranjero sea el responsable”. Continuarán examinando los incidentes de salud anómalos, pero reiteran que la investigación es una prioridad.