En las últimas 24 horas, Ucrania ha llevado a cabo un ataque masivo con drones en diversas regiones de Rusia, desencadenando un nuevo episodio en el conflicto en curso.
Según declaraciones del gobernador de la región rusa de Voronezh, Alexandr Gúsev, las defensas antiaéreas rusas han derribado más de 40 drones ucranianos durante esta ofensiva.
Afortunadamente, hasta el momento no se han reportado víctimas ni daños significativos como resultado de los ataques con drones, de acuerdo con información preliminar proporcionada por el gobernador Gúsev.
El Ministerio de Defensa de Rusia ha comunicado que, además de Voronezh, las regiones de Bélgorod, Briansk, Kursk -fronterizas con Ucrania-, Leningrado y Riazán también fueron blanco de estos ataques.
Por su parte, desde Ucrania, el Servicio de Seguridad ha reivindicado la responsabilidad de los ataques con drones contra tres refinerías de petróleo ubicadas en distintas regiones de Rusia. Según una fuente anónima del Servicio de Seguridad ucraniano, la estrategia detrás de estos ataques es debilitar el potencial económico de Rusia y reducir su capacidad financiera destinada a actividades bélicas.
En este sentido, el SBU ha declarado a la agencia pública de noticias Ukrinform que “estamos llevando a cabo una estrategia detallada y sistemática para reducir el potencial económico de la Federación Rusa”.
Además, se ha informado que drones ucranianos también han atacado una base de la fuerza aérea rusa y un aeródromo militar en la región de Voronezh.
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha denunciado estos ataques, argumentando que buscan interferir en las próximas elecciones presidenciales rusas, programadas para los días 15, 16 y 17 de este mes. Putin ha calificado los ataques como un intento de perturbar el proceso democrático y ha destacado su propósito de generar un “efecto informativo” y establecer ventajas en futuras negociaciones.