Rusia llevó a cabo una serie de ataques contra diversas partes de Ucrania en las primeras horas de esta mañana.
Desatando más de cuarenta misiles y aproximadamente cuarenta drones en una ofensiva dirigida principalmente contra infraestructuras críticas del país vecino.
Según los informes de la Fuerza Aérea de Ucrania, se utilizó un total de seis misiles hipersónicos Kinzhal durante estos ataques, que resultaron en la trágica muerte de nueve personas, cinco en Odesa —entre ellas un niño de 10 años— y cuatro en Mikoláyiv.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, lamentó que solo una parte de los misiles y drones Shahed lanzados por Rusia pudieran ser derribados, destacando la peligrosidad de los Kinzhal, considerados como los más difíciles de interceptar dentro del arsenal ruso.
Los datos revelados indican que ningún sistema de defensa aérea ucraniano logró derribar los seis misiles Kinzhal lanzados durante la noche, mientras que se informó sobre el uso por parte de Rusia de otros armamentos, incluyendo misiles de crucero Kh-101 y Kh-555, misiles antiaéreos S-300, misiles guiados Kh-59 y drones kamikaze iraníes Shahed.
A pesar de la intensidad del ataque, las defensas ucranianas lograron interceptar 18 de los 42 misiles lanzados, mientras que se derribaron 39 de los 40 drones enemigos. Zelenski aprovechó su mensaje para instar a los aliados de Ucrania a responder con urgencia para satisfacer las necesidades críticas de defensa aérea del país.
Se ha observado que Rusia ha dirigido sus ataques contra regiones menos protegidas por los sistemas de defensa aérea occidentales proporcionados a Ucrania, aunque se señala que los ataques también afectaron infraestructuras en Kiev, incluida la destrucción de la central térmica de Tripilia, a unos 45 kilómetros de la capital.
La campaña de bombardeos rusos contra el sistema energético ucraniano representa una grave amenaza para la capacidad del país de generar y distribuir electricidad, con el temor de que no se puedan realizar reparaciones a tiempo para el invierno, según el primer ministro ucraniano, Denís Shmigal, quien señaló una pérdida del 80% de la capacidad de generación térmica de energía eléctrica en las últimas semanas.