Desde que el gobierno estadounidense implementó restricciones severas al asilo, algunos albergues en México han visto un aumento notable en la demanda, mientras que otros permanecen relativamente tranquilos.
En la frontera sur de Texas y California, los albergues reportan tener suficiente espacio, pero en el estado de Sonora, hasta 500 deportaciones diarias están abrumando los recursos disponibles, según informaron los directores de los refugios.
Joanna Williams, directora ejecutiva de Kino Border Initiative, expresó su preocupación por tener que rechazar personas debido a la falta de espacio. Su refugio, que puede alojar hasta 100 personas, ha visto un aumento en la ocupación desde que las nuevas políticas entraron en vigor.
En Nogales, el albergue de San Juan Bosco ha triplicado su capacidad, pasando de cerca de 40 a aproximadamente 120 personas, según Juan Francisco Loureiro, director del refugio. La mayoría de los nuevos ocupantes son familias y adultos mexicanos.
En contraste, Tijuana no ha recibido a ningún migrante deportado desde que comenzaron las restricciones al asilo. Paulina Olvera, presidenta de Espacio Migrante, describe un ambiente de incertidumbre donde las expectativas y el impacto en la salud mental de los migrantes son notables.
Las ciudades fronterizas de México, como Matamoros y Piedras Negras, se preparan para un aumento en la demanda de servicios a medida que más migrantes buscan refugio y enfrentan largas esperas para las citas de CBP One, la aplicación para cruzar legalmente a EE.UU.