En su primer acto público tras varios meses de ausencia, Cristina Fernández de Kirchner, dos veces presidenta y recientemente exvicepresidenta de Argentina, regresó al escenario político con un discurso contundente en la inauguración del Estadio Néstor Kirchner en Quilmes, Buenos Aires.
En su intervención, cuestionó el estado de la economía argentina y desafió al presidente Javier Milei a realizar un “golpe de timón” en sus políticas económicas restrictivas.
Cristina Fernández de Kirchner puso en duda los supuestos logros económicos del actual gobierno liderado por el ultraderechista libertario Javier Milei.
En un discurso técnico que se extendió por más de una hora, destacó las deudas pendientes en sectores clave como energía, obras públicas y financiamiento provincial y universitario.
La exmandataria criticó la idea de que el déficit fiscal sea el principal problema económico de Argentina, argumentando que la situación del país es mucho más compleja.
Además, instó a Milei a reconsiderar sus medidas económicas, especialmente en lo que respecta al proyecto anarcocapitalista del presidente y su impacto en la población.
Por otro lado, expresó su preocupación por la dependencia de la economía argentina de sectores extractivistas como el petróleo, el gas, la minería y la agricultura, señalando que esto refleja una economía basada en la explotación de recursos naturales. Criticó la falta de diversificación económica y la incapacidad de estos sectores para generar empleo para toda la población.
El discurso de Fernández de Kirchner fue recibido con muestras de apoyo por parte de una multitud presente en el evento, aunque también es una figura polarizante en Argentina.
Por su parte, Milei ha defendido las medidas de ajuste implementadas desde su llegada al poder, destacando los logros como el superávit financiero registrado en el sector público nacional durante el mes de marzo.
Sin embargo, críticos señalan que estas medidas han llevado a una desaceleración del consumo y un aumento de la pobreza y la desocupación.