La OTAN, tradicionalmente cautelosa en mencionar directamente a Rusia durante sus maniobras militares, ahora reconoce abiertamente la importancia de contener cualquier posible agresión del país euroasiático.
El operativo Steadfast Defender, la mayor maniobra de la OTAN desde el final de la Guerra Fría, se enfoca en disuadir a Rusia y desplegar tropas para proteger a los aliados.
Con una participación de 90.000 personas, el ejercicio abarca el flanco oriental de Europa durante varios meses, con Noruega como escenario de la primera fase. La región de Finnmark, cercana a la frontera con Rusia, simula ser invadida por un enemigo ficticio llamado Occasus, generando un clima de alerta entre las tropas.
Por primera vez, Suecia y Finlandia participan como miembros plenos de la OTAN, reflejando un aumento en la percepción de la amenaza y el compromiso de defenderse colectivamente. Los ministros de Defensa de estos países celebraron la unidad nórdica durante el ejercicio, resaltando el impacto estratégico de su adhesión a la alianza.
Aunque la amenaza directa de Rusia puede no ser inminente, líderes militares y políticos europeos advierten sobre la posibilidad de futuras agresiones. La OTAN, consciente de esta realidad, busca fortalecer sus fuerzas y evaluar el comportamiento ruso para estar preparada ante cualquier eventualidad. Los países nórdicos, con su experiencia histórica y una población comprometida con la defensa, se destacan en esta nueva dinámica de seguridad europea.