Los cancilleres de Panamá y Colombia se reunieron en la capital panameña para abordar la migración por la frontera en la selva del Darién, luego de que Human Rights Watch señalara que ambos países no están protegiendo ni investigando adecuadamente los abusos contra los migrantes en su camino hacia Estados Unidos.
El canciller de Colombia, Luis Gilberto Murillo, afirmó que el desafío migratorio es regional y global, y rechazó la acusación de abandono en el Darién. Su homóloga panameña, Janaina Tewaney Mencomo, destacó los esfuerzos de ambos países para enfrentar el aumento en el flujo de migrantes en la zona.
El informe de HRW menciona que los cruces irregulares por el Darién superaron el medio millón en 2023. Las autoridades panameñas registraron hasta el 3 de abril a 112,253 migrantes irregulares. La ONG Médicos Sin Fronteras también denunció un aumento de ataques a la población migrante en la selva del Darién en febrero de este año.
Los cancilleres coincidieron en la necesidad de más recursos y pidieron a los donantes que patrocinen más el problema de la migración ilegal. Tewaney Mencomo indicó que se han tomado recursos cruciales para temas de seguridad para manejar un problema que antes era externo a la realidad interna de ambos países.
Por su parte, Murillo anunció una regulación para acoger entre 350,000 y 600,000 migrantes en Colombia, no solo venezolanos, pero enfatizó la necesidad de apoyo internacional. También llamó a reactivar el mecanismo tripartito con Estados Unidos para abordar el desafío migratorio.
Ambos cancilleres destacaron la importancia de cambiar la orientación de los recursos hacia la trata de personas y la movilización de migrantes de manera irregular, debido a la inversión importante realizada en la lucha contra el narcotráfico.