El exsecretario de Defensa Mark Esper lo ha calificado de “amenaza a la democracia”, John Bolton, exasesor de seguridad nacional, declaró que “no es apto para ser presidente”, y el exvicepresidente Mike Pence se negó a respaldarlo citando “diferencias profundas”.
Aunque los críticos son minoría, su oposición es notable, ya que muchos de ellos trabajaron directamente con Trump y lo han denunciado públicamente. Aseguran que su estilo de liderazgo y acciones pasadas lo descalifican para otro mandato.
Esper, quien chocó con Trump por varias cuestiones, incluido el despliegue de tropas militares durante disturbios civiles, lo ha descrito como “una amenaza para la democracia”. John Kelly, ex jefe de despacho de Trump, lo ha criticado por admirar a autócratas y dictadores.
Otros exfuncionarios, como Sarah Matthews, Alyssa Farah Griffin y Cassidy Hutchinson, también se oponen a Trump, advirtiendo que su regreso podría significar el fin de la democracia estadounidense.
A pesar de la oposición, Trump cuenta con un amplio respaldo dentro del partido republicano, aunque algunos lo apoyan a regañadientes. La división entre exfuncionarios refleja el tumultuoso período de Trump en la Casa Blanca, marcado por renuncias, despidos y fricciones internas.
Los críticos continúan advirtiendo sobre los riesgos de un segundo mandato de Trump, mientras que sus partidarios desestiman a los críticos como Republicanos Solo en Apariencia (RINO) y aseguran que su regreso es necesario para “vencer al corrupto Joe Biden” y recuperar la Casa Blanca.