Por segunda vez en menos de un mes, la península de Reykjanes en Islandia es testigo de una erupción volcánica cerca del pueblo pesquero de Grindavík, ubicado en el suroeste del país. La erupción, alimentada por dos fisuras volcánicas, ha desencadenado un flujo de lava que ha llegado a algunas viviendas, provocando evacuaciones y considerables daños materiales.
Esta erupción, considerada como el “peor escenario posible” por expertos, ha obligado a la evacuación completa de la población local. A pesar de las defensas construidas después de la erupción anterior en diciembre, algunas barreras cedieron, afectando la carretera principal de acceso a Grindavík.
El presidente de Islandia, Gudni Johannesson, instó a la población a permanecer unida y expresó su esperanza de que la situación se calme. Sin embargo, reconoció la incertidumbre ante la evolución del evento volcánico.
La erupción previa, en diciembre, fue precedida por una intensa actividad sísmica en el sistema volcánico de Svartsengi. A pesar de las medidas tomadas, las barreras construidas para contener la lava cedieron en algunos puntos, permitiendo que la roca fundida alcanzara y destruyera propiedades en Grindavík.
La vulcanóloga Evgenia Ilyinskaya señaló la posibilidad de que la península entre en un periodo de erupciones frecuentes conocido como los “Nuevos Fuegos de Reykjanes”. Estas erupciones podrían ocurrir cada pocos meses o una vez al año durante varias décadas o incluso siglos.
La primera ministra, Katrin Jakobsdottir, expresó su solidaridad con los afectados y anunció que el gobierno discutirá medidas de alojamiento para los residentes evacuados. El país ha elevado su nivel de alerta a “emergencia”, el más alto en la escala de tres niveles, indicando una amenaza significativa para las personas, comunidades y el entorno.
La erupción del domingo marca la quinta en la península de Reykjanes desde 2021, recordando a la región la actividad geotérmica que la caracteriza debido a su ubicación sobre la Dorsal Mesoatlántica, el límite entre las placas tectónicas euroasiática y norteamericana. Islandia, con 33 sistemas volcánicos activos, enfrenta nuevamente los desafíos de su entorno geológico único.