- El director Adam Elliot presenta una historia conmovedora en su nuevo filme, “Memorias de un caracol”, que está nominada al Oscar como Mejor película animada.
- A través de un emotivo viaje, la película toca temas de pérdida, trauma y la búsqueda de esperanza, todo desde la perspectiva de una niña con labio leporino.
- La película cuenta con la participación de Nick Cave y una destacada voz australiana, además de profundizar en la filosofía de la vida y la superación.
El director australiano Adam Elliot, conocido por sus películas como Harvey Krumpet, regresa con un filme que, aunque aborda temas oscuros como la muerte, la pérdida y la melancolía, lo hace con una luz al final del túnel. En Memorias de un caracol, su más reciente trabajo que competirá en la categoría de Mejor película animada en los próximos Premios Oscar, Elliot nos presenta a Grace, una niña que, además de lidiar con el dolor de un labio leporino, enfrenta múltiples tragedias a lo largo de su vida, como la muerte de su madre y padre, y la separación de su hermano gemelo.
Este enfoque emocional y dramático no es algo nuevo para Elliot, quien en su carrera ha tocado estos mismos temas repetidamente. Sin embargo, en esta ocasión, se permite explorar más la comedia y una conclusión esperanzadora, algo que según él, es el resultado de sus experiencias personales y su madurez con el paso del tiempo. “Memorias de un caracol es, quizás, la película con el final más feliz que he hecho”, comentó Elliot en una entrevista.
El caracol representa el filme
El proyecto comenzó a gestarse después de una serie de experiencias personales del propio director. La pérdida de su padre y la historia de una amiga que sufrió bullying por su labio leporino fueron las semillas para esta historia. Aunque originalmente pensó en basar los personajes en aves, pronto se dio cuenta de que el caracol, con su caparazón y su naturaleza introspectiva, era el animal que mejor representaba la sensación de retraimiento y protección emocional que Grace experimenta en la película.
“Me encantan los caracoles porque son criaturas introvertidas. Si tocas sus antenas, se encierran en su caparazón, lo cual es exactamente lo que hace Grace en su vida. Usa su caparazón como un escudo contra el dolor”, explicó Elliot. Además, la espiral del caparazón simboliza un giro completo de la vida, un concepto que está relacionado con una cita filosófica de Søren Kierkegaard: “La vida solo se puede entender hacia atrás, pero hay que vivirla hacia adelante”.
Memorias de un caracol y la estética del stop-motion
El proceso de creación de esta animación stop-motion también está estrechamente relacionado con la vida del propio director, quien padece un temblor fisiológico hereditario. Sus obras anteriores han reflejado ese trastorno, y de manera similar, en Memorias de un caracol, la estética del stop-motion se caracteriza por líneas desiguales, aportando una sensación de realismo y cercanía a los personajes. La película también cuenta con una serie de voces notables, entre ellas Sarah Snook, Jacki Weaver y Kodi Smit-McPhee, mientras que en su versión en español, se encuentran Cassandra Ciangherotti y Javier Ibarreche.
Nick Cave, famoso músico australiano, también forma parte del elenco de voces. Su personaje, Bill Clark, es un solitario cartero que enfrenta su muerte en circunstancias perturbadoras. “Fue un honor tener a Nick en la película. Aunque muchos lo ven como un hombre oscuro, es un artista completo y muy amoroso”, compartió Elliot sobre su colaboración con Cave.
La película también toca la visión de Guillermo del Toro, quien ha sido un gran defensor de la idea de que la animación es una forma de contar historias para todo tipo de públicos, no solo para los niños. En este sentido, Adam Elliot coincide plenamente con esta perspectiva: “La animación no es un género exclusivo para niños. Es un medio para contar historias universales”, comentó Elliot, destacando la importancia de usar este formato para abordar temas adultos y complejos.
Con su nominación al Oscar, Memorias de un caracol se enfrenta a una dura competencia, pero el director se muestra realista al respecto: “Ganar el Oscar por Harvey Krumpet hace ya muchos años fue un gran impulso para mi carrera, pero no cambió mucho mi vida. Lo que realmente me gratifica de esta nominación es que significa mucho para todos los artistas jóvenes que trabajaron conmigo en la película”, concluyó.
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