- Más de 1.400 niñas de 10 a 14 años se convirtieron en madres en Guatemala debido a violaciones este año.
- La impunidad casi total para los agresores agrava la crisis que enfrenta la infancia en el país.
- La doctora Mirna Montenegro, directora de la ONG Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva, destaca la falta de respuestas adecuadas por parte del Estado.
En Guatemala, al menos 1.463 niñas de entre 10 y 14 años se convirtieron en madres este año tras ser víctimas de violación. La doctora Mirna Montenegro, directora del Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva, señala que este fenómeno representa una crisis para la infancia en el país, exacerbada por la casi total impunidad que rodea a los agresores. Según la organización, más de 40.000 mujeres de entre 10 y 19 años están embarazadas en lo que va del año.
Montenegro relata la historia de una niña indígena de 13 años de Huehuetenango que llegó a una clínica embarazada de su segundo hijo, habiendo tenido el primero a los 11 años. La directora también menciona que entre enero y septiembre de este año, registraron 43.035 embarazos en mujeres de 10 a 19 años. De estos casos, 1.463 corresponden a niñas de 10 a 14 años, lo que representa un delito de violación. Solo un 5% de estos casos se procesa en el sistema judicial y ni la mitad llega a una condena.
La respuesta estatal frente a esta crisis resulta lenta e insuficiente, según Montenegro. Las autoridades carecen de mecanismos preventivos adecuados contra la violencia sexual. Aunque existe un bono económico para las familias de las niñas víctimas, este resulta insuficiente y su tramitación puede tardar hasta dos años. Además, los hospitales no siempre cuentan con los recursos necesarios.
Montenegro espera que el Congreso apruebe pronto una iniciativa de ley presentada en 2022 que busca reforzar las medidas contra los agresores sexuales. Esta iniciativa propone reformar el artículo 264 del Código Procesal Penal para que los acusados de violación de menores de 14 años no puedan beneficiarse de arresto domiciliario durante la investigación. También resalta la necesidad de incorporar la educación sexual como un pilar fundamental para combatir esta crisis.