- Manifestantes piden medidas urgentes para abordar el aumento de la delincuencia.
- Gremios de transporte y pequeños comerciantes lideran las protestas en Lima.
- La falta de confianza en el Gobierno y la Policía es un sentimiento generalizado.
Un sentimiento de desesperación y desconfianza se apodera de los ciudadanos en Perú, quienes, en una masiva protesta frente al Congreso, exigieron acciones inmediatas contra la creciente inseguridad. Aricel Guevara, una artista y víctima de extorsión, compartió su angustia y expresó que ya no confía ni en la Policía ni en el Gobierno. Junto a ella, cientos de personas de diferentes sectores, incluidos transportistas y comerciantes, unieron fuerzas para visibilizar su descontento.
Durante la movilización, Guevara relató que ha tenido que cancelar contratos laborales debido a amenazas y extorsiones. A pesar de su miedo, decidió manifestarse porque se siente cansada de la situación y desilusionada al ver que los delincuentes parecen tener más derechos que la ciudadanía. Su experiencia refleja el sentir de muchos que consideran que el crimen ha superado todos los límites.
Luz Fernández, otra manifestante, llegó desde el distrito de Santa Anita para apoyar la causa, pidiendo al Gobierno que escuche las necesidades de la población. A su vez, José Campos, un representante de los mercados de abastos, afirmó que la delincuencia ha desbordado la capacidad del Gobierno para controlarla, lo que impide el normal funcionamiento de los negocios.
La protesta logró paralizar varias zonas de Lima, y algunos grupos fueron recibidos por legisladores para expresar sus demandas. Los transportistas, en particular, solicitaron la derogación de leyes que consideran perjudiciales en la lucha contra el crimen. En respuesta, el primer ministro, Gustavo Adrianzén, descalificó la protesta, acusando a ciertos sectores de intentar manipular la situación a su favor.