- Los inmigrantes venezolanos en Nueva York enfrentan retos significativos, pero mantienen una actitud positiva.
- En un encuentro organizado por Se Hace Camino, se discutieron problemas como la vivienda, el estatus legal y el cambio de clima.
- La comunidad critica la percepción negativa de algunos sectores y destaca el espíritu resiliente de los recién llegados.
Recientemente llegados a Nueva York, los inmigrantes venezolanos mantienen una actitud esperanzadora a pesar de los numerosos desafíos que enfrentan, como la búsqueda de vivienda, los trámites legales para obtener permisos de trabajo y adaptarse al clima de su nuevo hogar. Este grupo se reunió en el Centro Rey Juan Carlos I de la Universidad de Nueva York (NYU) en un evento organizado por la fundación Se Hace Camino, donde se compartieron testimonios y se ofreció apoyo profesional a la comunidad.
Los venezolanos constituyen el mayor contingente dentro de los aproximadamente 200.000 inmigrantes que han arribado a la ciudad en los últimos dos años. Enfrentan el proceso de solicitar asilo, permisos de trabajo y el Estatus de Protección Temporal (TPS) que les permite residir y laborar en Estados Unidos sin temor a la deportación. Raiza Guevara, quien emigró desde Maracay en febrero de 2023 con sus hijos pequeños, describió que su principal desafío fue encontrar orientación legal adecuada. A pesar de la asistencia ofrecida, a menudo se enfrenta a la falta de recursos y debe persistir en la búsqueda de ayuda.
Preocupaciones en Nueva York
El tema de la vivienda es una preocupación central para los recién llegados. Nueva York ha establecido límites temporales en los albergues: 30 días para solteros y 60 días para familias con niños, con algunas excepciones. Guevara, quien se encuentra embarazada, ha podido mantenerse en un albergue gracias a estas medidas, aunque señala que para los niños, las constantes mudanzas complican su adaptación escolar.
James López, abogado que brinda apoyo a los inmigrantes venezolanos, identificó la vivienda como el principal obstáculo debido a los altos costos y los requisitos exigidos. A pesar de estos problemas, López elogia la resiliencia de la comunidad venezolana, que, tras atravesar varios países y superar la peligrosa selva del Darién, mantiene su espíritu de lucha. Juan Liorio Segundo, otro inmigrante venezolano, compartió su experiencia de los ocho días en la selva del Darién y su decisión de seguir adelante en Nueva York, donde trabaja como deliverista mientras mantiene viva la esperanza de un futuro mejor para él y su familia.