Andrew Buckley, un cliente leal de Starbucks por décadas, dejó de frecuentar la cadena después de que el precio de su bebida favorita, el moca venti, superara los 6 dólares. Buckley, quien trabaja en ventas de tecnología en Idaho, veía su café diario como un pequeño lujo. Sin embargo, la reciente subida de precios fue “la gota que colmó el vaso” en medio de la creciente inflación.
David White, otro ex cliente habitual, también ha reducido significativamente sus visitas a Starbucks, horrorizado por los aumentos de precios y las decisiones corporativas de la empresa, incluida la represión contra los trabajadores que intentan sindicalizarse.
En el primer trimestre de 2024, los ingresos de Starbucks cayeron un 1.8% a nivel mundial. En EE.UU., el mercado más grande de la empresa, las ventas en tiendas abiertas al menos un año cayeron un 3%, la mayor caída desde la pandemia y la Gran Recesión. Internacionalmente, las ventas disminuyeron un 6%, con una caída del 11% en China. Además, el número de miembros activos del programa de recompensas cayó un 4%.
Starbucks ha enfrentado llamados al boicot debido a su postura en temas políticos, especialmente en relación con el conflicto en Gaza. La empresa fue criticada por su manejo de las protestas laborales y por sus decisiones corporativas, lo que ha afectado negativamente su imagen.
En respuesta, el CEO de Starbucks, Laxman Narasimhan, reconoció que la desinformación y los rumores han perjudicado las ventas. Prometió recuperar el negocio introduciendo nuevos elementos en el menú, mejorando el servicio en las tiendas y lanzando promociones.
Sharon Zackfia, de William Blair, y Sara Senatore, del Bank of America, sugieren que la caída de ventas de Starbucks podría ser más un reflejo de problemas internos que de una tendencia macroeconómica. Zackfia expresó preocupación de que la marca podría estar perdiendo su brillo, mientras que Senatore comparó el impacto con la crisis de marca que enfrentó Chipotle tras los brotes de E. coli.