- Los apagones en Cuba agravan la situación de los ancianos con movilidad limitada.
- La falta de mantenimiento de los ascensores en edificios como el Girón dificulta la vida diaria de sus habitantes.
- La crisis energética ha alcanzado niveles alarmantes, afectando servicios esenciales en la capital.
- El gobierno busca soluciones a largo plazo, pero los efectos inmediatos son devastadores.
En La Habana, un hombre de 80 años enfrenta un día tras otro la dura realidad de los apagones, que han aumentado en frecuencia y duración. Residenciado en el noveno piso del emblemático edificio Girón, espera la ayuda de su nieto para poder acceder a su hogar. Este antiguo bloque de apartamentos, aunque deteriorado por el tiempo y la falta de mantenimiento, se convierte en una trampa para aquellos que dependen del elevador, especialmente durante los cortes de luz.
La historia de Carmen, vecina suya en el undécimo piso, resalta aún más la problemática. Su esposo, con movilidad reducida tras un infarto, y su padre octogenario, viven en un departamento donde el ascensor lleva meses sin funcionar. Con un incendio que dañó el elevador hace meses y tres años de inoperatividad previa, Carmen expresa su frustración: “Cuando funcionaba, había que anticiparse a los apagones o quedarte atrapado”. Para muchos en el edificio, la luz proveniente de un hotel cercano se convierte en un pequeño alivio durante las largas noches sin electricidad.
Afectaciones de la Habana por crisis energética
La crisis energética que afecta a Cuba ha empezado a golpear más duro a La Habana, una ciudad que antes disfrutaba de un suministro más estable. Con cortes que pueden durar hasta 20 horas diarias, la vida cotidiana se paraliza, afectando semáforos, cajeros automáticos y el acceso al agua. Este panorama genera un creciente descontento social, evidenciado por la migración masiva y las protestas que se han intensificado desde 2021.
Ante esta crisis, el gobierno cubano intenta implementar un plan para desarrollar 100 parques solares en colaboración con China, aunque los resultados aún no son visibles. Mientras tanto, los residentes del Girón y otros edificios similares continúan enfrentando una situación crítica, donde los apagones complican aún más la vida de los ancianos y las personas con movilidad reducida en la capital.