- La vicepresidenta Kamala Harris reconoció su derrota ante Donald Trump en un emotivo discurso en la Universidad de Howard.
- A pesar de la derrota, Harris reafirmó su compromiso con la lucha por un futuro mejor para Estados Unidos.
- El ambiente en el evento pasó de un ambiente festivo a uno solemne, con numerosos seguidores visiblemente afectados.
La noche de elecciones en la Universidad de Howard, alma mater de la vicepresidenta Kamala Harris, no transcurrió como se esperaba. El campus, que estaba preparado para una fiesta con globos, música y banderas, rápidamente se convirtió en un escenario de duelo al confirmarse los resultados que daban la victoria a Donald Trump. A medida que avanzaba el escrutinio, la expectativa se desvaneció y, en lugar de celebrar, Harris aceptó la derrota ante un público desolado. En su discurso de más de diez minutos, la vicepresidenta hizo un llamado a la unidad y reafirmó su compromiso con la lucha por un futuro más inclusivo y justo para todos los estadounidenses.
Entre los asistentes se encontraban figuras de su partido y muchos de sus seguidores, quienes no pudieron ocultar su tristeza ante la derrota. “Hoy entramos en un proceso de duelo”, afirmó Rory, una de las asistentes al evento, visiblemente conmovida. La falta de espacio para procesar la posibilidad de la derrota había sumido al grupo en un sentimiento colectivo de desilusión, similar a un “entierro de la esperanza”. Harris, sin embargo, en su intervención subrayó que su lucha por un Estados Unidos mejor no se detendría: “Aunque acepto la derrota, no renuncio a la lucha”, declaró, mientras el auditorio expresaba su apoyo con palabras de consuelo y abrazos.
Un discurso de esperanza tras la derrota
Además, la vicepresidenta hizo referencia a la importancia de aceptar los resultados electorales como un principio fundamental de la democracia estadounidense, en una clara alusión a la negativa de Trump a reconocer su derrota en las elecciones de 2020. A pesar del golpe electoral, Harris destacó que el proceso de transición debía ser pacífico y que seguiría luchando por un país donde las mujeres pudieran tomar decisiones sobre su propio cuerpo y donde la violencia armada no afectara las vidas cotidianas.
Aunque la jornada estuvo marcada por la tristeza, algunos asistentes, como Hammere, se mostraron esperanzados. “Este no es el final de la historia”, comentó, señalando que la lucha por un futuro mejor continúa. Mientras tanto, el campus de la Universidad de Howard, que había comenzado como un espacio de celebración, comenzó a despojarse de los globos y apagar la música, reflejando el cambio de tono tras la victoria de Trump.