- La travesía por el Darién presenta peligros mortales que desafían a cientos de migrantes diariamente.
- En lo que va de 2024, al menos 170 migrantes han perdido la vida en este peligroso camino.
- La solidaridad entre los migrantes se convierte en un elemento vital para la supervivencia en la selva.
La selva del Darién, que separa Colombia de Panamá, se ha convertido en un escenario de lucha constante para cientos de migrantes. Enfrentándose a fracturas, deshidratación y escasez de alimentos, cada paso en este terreno peligroso puede ser crítico. Muchos dependen de la ayuda de otros viajeros para continuar su camino, mientras que otros no logran superar las adversidades que plantea el entorno hostil.
Entre los migrantes, Elsy, una mujer venezolana, comparte su experiencia tras sufrir una caída. Rodeada de compatriotas que le brindaron atención y cuidados, pudo recuperarse momentáneamente. Sin embargo, la brutalidad de la selva se hace evidente cuando menciona haber visto varios cuerpos sin vida a lo largo del camino. La unión y el apoyo mutuo entre los migrantes se vuelven esenciales para superar los momentos más difíciles de la travesía.
A pesar de una disminución en el número total de migrantes que cruzan el Darién, el año 2024 se presenta como el más mortífero hasta la fecha, con al menos 170 muertes documentadas. La Organización Internacional para las Migraciones ha registrado que las causas más comunes de estas muertes incluyen ahogamientos y actos de violencia, lo que destaca la urgencia de la ayuda entre migrantes en un contexto tan crítico.
En el centro de recepción migratoria de Lajas Blancas, historias de supervivencia como la de Eva Mendoza emergen entre las tensiones y los desafíos. Tras perderse en la selva, Eva recuerda la angustia de estar a la intemperie con sus hijos. Otros, como Carolina Castillo, aguardan la recuperación de sus familiares heridos. Estas narrativas ilustran cómo la solidaridad y la humanidad entre migrantes son fundamentales para enfrentar las duras realidades del Darién.