- La reforma judicial permitirá a los mexicanos la elección de jueces por voto popular a partir de 2025.
- 1,700 cargos judiciales federales y locales serán decididos por los ciudadanos en dos elecciones, en 2025 y 2027.
- La Suprema Corte de Justicia ratifica la reforma, poniendo fin a meses de disputa política sobre la independencia judicial.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) cerró el debate sobre la reforma judicial promovida por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y continuada bajo la presidencia de Claudia Sheinbaum. Con su decisión, se establece que, a partir de 2025, todos los jueces en México serán elegidos por voto popular. Esta medida afectará a miles de cargos judiciales federales y locales, marcando un cambio radical en la estructura del poder judicial en el país.
La reforma judicial establece que más de 1,700 cargos judiciales de nivel federal y local serán decididos por los ciudadanos a través de las urnas en dos elecciones: la primera en 2025 y la segunda en 2027. Entre los puestos a elegir se encuentran jueces de distrito, magistrados de circuito, magistrados del Tribunal Electoral, y los ministros de la Suprema Corte. Además, los 32 estados de la República también realizarán elecciones para elegir a sus jueces locales. El Instituto Nacional Electoral (INE) organizará estos complejos comicios, cuyo costo se estima en 13,200 millones de pesos (aproximadamente 656 millones de dólares).
La reforma fue impulsada por el gobierno con la argumentación de que el sistema judicial en México estaba corrompido y dominado por privilegios. Según el gobierno, esto impedía un acceso justo y equitativo a la justicia para todos los mexicanos. La renovación del sistema judicial, dicen las autoridades, era necesaria para garantizar transparencia y rendir cuentas a la ciudadanía.
La controversia en la Suprema Corte
El proceso judicial que llevó a esta reforma fue muy controversial. Un proyecto de sentencia propuesto por el ministro Juan Luis González Alcántara intentó limitar la reforma, proponiendo que solo ciertos cargos judiciales de alto nivel, como los ministros de la Suprema Corte y algunos magistrados electorales, fueran elegidos por voto popular. Los jueces de distrito y magistrados de circuito habrían seguido el modelo tradicional de ascensos escalonados.
Sin embargo, los ministros de la Corte rechazaron este proyecto por mayoría. El ministro Alberto Pérez Dayán se sumó al bloque oficialista, lo que permitió que se desechara el proyecto de limitación. La Corte decidió que no modificaría la reforma, lo que marca un hito en la historia política y judicial de México. Este rechazo implica que el nuevo sistema de selección de jueces por voto popular es irreversible.
Implicaciones para el futuro de la justicia
Este cambio supone un giro significativo en el sistema judicial del país. México será el primer país de su tamaño en el que la los jueces sean seleccionados por los ciudadanos mediante elecciones populares, un modelo que, según los defensores de la reforma, permitirá una democratización del sistema judicial. Sin embargo, muchos opositores al gobierno han advertido que esta medida pone en riesgo la independencia judicial. Algunos temen que los jueces elegidos por voto popular se vean presionados por intereses políticos y partidistas, lo que podría comprometer su imparcialidad.
La reforma no solo afectará la estructura interna del sistema judicial, sino que también marcará la pauta para futuros cambios en el ámbito de la justicia electoral y otros sectores clave. La independencia judicial ha sido un tema debatido intensamente en México, y este cambio podría reconfigurar los principios fundamentales sobre los cuales se basa el poder judicial en el país.
La mirada del bloque oficialista
El gobierno de Morena ha defendido esta reforma como una medida urgente para acabar con lo que consideran un sistema judicial obsoleto y corrupto. La presidenta Sheinbaum ha reiterado que la reforma es una expresión de la voluntad popular, y ha criticado a los opositores por tratar de frenar el avance hacia un sistema judicial más democrático.
Aunque el futuro de la reforma está ahora blindado, las consecuencias de esta transformación se irán descubriendo gradualmente. La corte ha dicho que los tribunales deberán adaptarse a la nueva forma de elección, lo que plantea nuevos retos logísticos y operativos.
En conclusión, la reforma judicial es ahora una realidad en México. Este cambio pone a prueba el sistema judicial del país, que tendrá que ajustarse a un nuevo modelo democrático. La elección popular de jueces es un tema que seguirá generando controversia en los próximos años, y su impacto será evaluado a medida que los mexicanos acudan a las urnas en 2025 y 2027 para elegir a los encargados de impartir justicia en su país.