- La población libanesa enfrenta un aumento en la ansiedad, la depresión y el miedo debido al conflicto.
- Los niños son especialmente vulnerables a los traumas derivados de la violencia y el desplazamiento.
- Iniciativas como el programa de payasos “Clown Me In” buscan proporcionar alivio emocional a los más jóvenes.
El conflicto en el Líbano ha dejado profundas secuelas en la salud mental de sus habitantes, quienes viven en un constante estado de temor e inseguridad que impacta directamente en su bienestar emocional. El miedo, la ira y la ansiedad se han convertido en compañeros cotidianos de una población que lucha por encontrar estabilidad en medio del caos.
Myriam Zarzour, psiquiatra y miembro de la ONG Embrace Lebanon, afirma que la guerra ha despojado a los libaneses de la seguridad y de las necesidades humanas básicas. “En este momento, nadie se siente realmente seguro”, señala. La salud mental se ve afectada incluso por la mera posibilidad de ser víctima de un ataque, lo que genera una carga emocional que resulta abrumadora para muchos.
Efectos devastadores en la salud mental de la población
El trauma ha tocado a toda la población, aunque se manifiesta de formas distintas entre hombres y mujeres. Mientras los hombres tienden a mostrar irritabilidad y un mayor consumo de sustancias, las mujeres suelen experimentar más ansiedad y depresión. Los niños, en particular, están sufriendo un impacto devastador, como lo ha señalado Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF, destacando que su entorno actual, marcado por la violencia y la falta de espacios seguros, les causa problemas de salud mental significativos.
Para afrontar esta crisis, Embrace Lebanon está trabajando en colaboración con el Ministerio de Salud Pública, ofreciendo líneas de apoyo emocional y visitas a escuelas para proporcionar atención psicológica. Al mismo tiempo, la asociación “Clown Me In” utiliza el arte y la risa como herramientas de sanación, llevando entretenimiento a los niños en refugios y escuelas. “La risa es el lenguaje del alma. La usamos para curar heridas”, expresa Stephanie Sotiry, una de las payasas del grupo, subrayando la importancia de estos momentos de diversión y conexión emocional en medio del conflicto.