En Chiapas, la violencia de los cárteles ha causado que muchas familias huyan hacia Guatemala. Se estima que unas 600 personas se han desplazado debido a los enfrentamientos entre grupos criminales.
El obispo Jaime Calderón de la Diócesis de Tapachula hizo una grave acusación el 24 de julio. En su comunicado, afirmó que tanto el Ejército mexicano como la Guardia Nacional están siendo cómplices de los cárteles que operan en la región. Calderón destacó que los cárteles están disputando el control del territorio y que la presencia de las fuerzas de seguridad es ineficaz o incluso colaborativa.
El obispo también denunció que los habitantes de Chiapas han sido amenazados y forzados a actuar como escudos humanos en los enfrentamientos entre cárteles. Criticó la falta de acción por parte de las autoridades y el impacto devastador que esta violencia tiene en las vidas de las personas.
Calderón añadió que la pobreza y la falta de oportunidades han llevado a algunos residentes a trabajar con los cárteles por dinero fácil, empeorando la situación de violencia. Aunque no mencionó los cárteles específicos ni los detalles de la supuesta complicidad del Ejército, informes indican enfrentamientos entre el Cártel de Sinaloa y grupos locales en localidades como Frontera Comalapa, Chicomuselo y La Concordia.
El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, y la gobernadora de Huehuetenango, Elsa Hernández, confirmaron la llegada de ciudadanos mexicanos a Guatemala debido a la violencia en Chiapas. Hasta ahora, se ha registrado que 217 personas están albergadas en Ampliación Nueva Reforma, 8 en Unión Frontera y 24 en Monterrico.