El Gobierno de Israel estuvo monitoreando al líder del grupo chií libanés Hizbulá, Hasán Nasrala, durante varios meses. La decisión de atacarlo con un bombardeo aéreo se tomó debido al temor de perder su ubicación, según revelaron tres fuentes de la defensa y la inteligencia israelí al diario The New York Times.
Para llevar a cabo esta acción, confirmada este sábado por Hizbulá, Israel lanzó 80 bombas sobre varios edificios en Dahye, un barrio al sur de Beirut donde se encuentra la sede del grupo.
Detalles del ataque
La planificación para eliminar a Hasán Nasrala comenzó a inicios de la semana, antes de que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, viajara a Nueva York para asistir a la Asamblea General de la ONU.
Las oficinas del primer ministro publicaron una imagen en la que se ve a Netanyahu dando la orden del ataque por teléfono desde un hotel en Nueva York, justo antes de su discurso en la ONU. Las bombas fueron lanzadas inmediatamente después de que terminó su intervención.
Un mensaje de normalidad
Fuentes cercanas al plan, citadas por el diario israelí Haaretz, indicaron que el viaje de Netanyahu tenía el objetivo de mostrar que las operaciones se realizaban con normalidad, evitando que se pensara que el ataque, considerado un aumento de las tensiones con Hizbulá, era inminente.
Estado de Hizbulá
Las fuentes consultadas por The New York Times aseguran que Hizbulá localizó e identificó el cuerpo sin vida de Nasrala y del comandante Ali Karaki en las primeras horas del sábado.
Además, Israel está al tanto de que Hashem Safi al Din, primo de Nasrala, no se encontraba en la zona del ataque y anticipa que Hizbulá anunciará pronto su nombramiento como nuevo secretario general de la organización.