Haití anuncia la extensión del estado de excepción y el toque de queda en respuesta a la constante violencia perpetrada por pandillas, sumiendo a la capital en la incertidumbre. A pesar de la implementación de un toque de queda de tres días, las pandillas desafían las restricciones, llevando a cabo ataques a comisarías y otras instituciones gubernamentales durante la noche, lo que motiva la decisión de prolongar las medidas de emergencia.
Analistas señalan que las pandillas han ganado un papel relevante en la política haitiana, evidenciando su creciente influencia en el panorama político del país. Los ataques comenzaron tras el anuncio del primer ministro Ariel Henry sobre la celebración de elecciones generales en 2025 durante una reunión en Guyana. Las pandillas han incendiado cuarteles de policía, atacado el aeropuerto internacional y liberado a más de 4.000 reclusos al irrumpir en las dos prisiones más grandes del país.
A pesar de estar en Kenia en busca de respaldo para una fuerza policial respaldada por la ONU, Henry se vio obligado a aterrizar en Puerto Rico debido a la creciente violencia en Haití. La situación ha dejado decenas de muertos y más de 15.000 personas sin hogar, agravando la ya grave crisis humanitaria en el país.
En el puerto principal de Puerto Príncipe, se informa de saqueos a contenedores de alimentos, aumentando las preocupaciones sobre la escasez de provisiones en la capital y otras áreas del país. Las operaciones portuarias se ven afectadas, complicando aún más la situación humanitaria al suspenderse el transporte marítimo de alimentos y suministros médicos.
La enviada especial de Naciones Unidas para Haití, María Isabel Salvador, hace un llamado urgente al despliegue inmediato de una fuerza respaldada por la ONU para evitar un deterioro mayor en la seguridad del país.