El primer ministro de Haití, Ariel Henry, ha cedido a las presiones renunciando a su cargo en medio de la agitación que ha sumido al país en un estado de caos. La decisión llega después de semanas de creciente violencia y agitación política, desatadas por la impunidad de pandillas armadas y la inestabilidad gubernamental.
La dimisión de Henry fue anunciada tras una reunión de líderes regionales en Jamaica, donde se discutió una posible transición política para Haití. El primer ministro se vio obligado a permanecer en Puerto Rico luego de que la violencia en su país impidiera su regreso.
En un video difundido, Henry instó a la población haitiana a mantener la calma, asegurando que su gobierno renunciará inmediatamente después de la instalación de un consejo de transición. Reconoció la oportunidad brindada por el pueblo haitiano y llamó a restaurar la paz y estabilidad lo antes posible.
Henry había estado al frente del gobierno interinamente desde julio de 2021, tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse. Sin embargo, su prolongado mandato sin elección directa fue objeto de críticas por parte de la población, que exigía un proceso electoral transparente y participativo.
La renuncia de Henry llega en un momento de extrema fragilidad para Haití, con pandillas armadas controlando las calles y el estado de emergencia declarado en Puerto Príncipe y sus alrededores. La violencia desatada ha dejado al país sumido en una profunda crisis humanitaria, con escasez de alimentos, medicinas y servicios básicos.
Las negociaciones políticas para establecer un gobierno de transición se ven obstaculizadas por la presión de las pandillas, que exigen participar en cualquier acuerdo de poder. La comunidad internacional, representada por la CARICOM y Estados Unidos, ha expresado su apoyo a una solución pacífica y democrática para la crisis haitiana.
Se espera que el consejo presidencial de transición, conformado por representantes de distintos sectores de la sociedad haitiana, designe rápidamente un primer ministro interino. Sin embargo, la incertidumbre y la inestabilidad política persisten en Haití mientras el país busca una salida a su profunda crisis.