Por Juan Carlos Cruz Tapia
Un día decides rentar un depa e independizarte, consigues una buena oferta en una zona en crecimiento que va acorde a tus ingresos y te permite vivir cerca de tu trabajo. Al cabo de un tiempo, la alcaldía comienza a realizar labores de mejoramiento urbano como luminarias, ciclovías y jardines, comienzan a llegar más comercios y restaurantes a la zona; y con ello, un mayor número de personas se interesan por mudarse a casas y departamentos cercanos. Al año siguiente, es tal la demanda, que tu casero decide aumentar la renta al doble para poder renovar el contrato de arrendamiento, por lo que decides buscar en otra zona debido a que ya no es costeable para tu nivel de ingresos. ¿Suena conocido?
La gentrificación ha sido un término que ha estado en tendencia dentro de los últimos años. A partir de la pandemia, el teletrabajo, los nómadas digitales y el costo de vida en México, una oleada de demanda en el mercado inmobiliarionacional ha llegado acompañada de mejoras en infraestructura; lo que ha permeado en la vida cotidiana de la población y aumentado el costo de las viviendas.
La Real Academia Española define el término gentrificación como el proceso de renovación de una zona urbana, generalmente popular o deteriorada, esto puede implicar el desplazamiento de su población original por parte de otra de un mayor poder adquisitivo.
Hasta aquí tenemos dos conceptos en relativo contraste, si bien la renovación de algo deteriorado supone una mejoraen las comunidades, el desplazamiento puede ser un factor negativo si no se lleva a cabo correctamente e incluso puede contener un costo social importante.
La gentrificación supone un beneficio tangible en la vida de la población, donde el mejoramiento de la infraestructura urbana apoyaría a acceder a mejores servicios como agua potable, drenaje, electricidad y vías de comunicación. Si adicionalmente los recursos públicos se enfocan en servicios de salud, educación y seguridad, estaríamos planteando un escenario ideal de mejoramiento en la vida de la población. Es ahí donde la gentrificación aporta un verdadero valor dentro de la localidad en que se desarrolle.
Por otro lado, en México, poder acceder a una vivienda es un tema que puede presentar fuertes retos en la formación de un patrimonio para la población, donde de acuerdo con INEGI en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, al cierre de 2023 hay 59.1 millones de personas con algún tipo de ocupación, de esta población, cerca del 70% reporta tener ingresos por menos de 2 salarios mínimos al mes. Adicionalmente, el 53% de la población ocupada manifestó encontrarse en informalidad laboral y no tener acceso a prestaciones, lo que supondría tampoco tener acceso a sistemas de seguridad social y vivienda.
Dicha situación complica la adquisición de vivienda para la mayoría de las personas, ya que, sin acceso a prestaciones de vivienda, la adquisición deberá ser realizada con recursos propios o en su defecto financiada por una entidad bancaria. En cuyo caso el pago no deberá exceder el 30% de los ingresos, suponiendo esto, un pago no mayor a 4 mil pesos, vendría de un financiamiento menor a medio millón de pesos para adquirir una vivienda. Representando una situación desfavorable teniendo en cuenta que, de acuerdo con el Índice de Precios de la Vivienda publicado por Sociedad Hipotecaria Federal, el precio promedio de la vivienda a nivel nacional ronda 1.6 millones de pesos.
Los altos costos, han orillado a las personas a tomar la decisión de rentar en lugar de comprar (llevándonos a un debate que ha tenido protagonismo en los últimos años), dados los altos precios inmobiliarios ¿es mejor rentar que comprar? Numerosas personas opinan que sí, dentro de las principales ventajas observables se encuentra la flexibilidad para poder cambiar de ubicación y con viviendas que se adapten a las necesidades actuales de cada familia. Sin tener que descapitalizarse ni tomar créditos a largo plazo que puedan comprometer un alto porcentaje de sus ingresos (en fin, ese debate, como cualquier otro, se basará en la perspectiva de cada persona). Lo que es un hecho, es que los precios de arrendamiento inmobiliario también se han visto afectados por la gentrificación, entre mayores prestaciones tiene una zona específica, los precios de arrendamiento verán una tendencia de alza, generando así, una situación similar a la de los precios de venta.
Resulta curioso, que hace unos días, como parte de una actividad sobre productos bancarios de crédito que tuve con mis alumnos, al abordar el producto de crédito hipotecario, realizamos un debate sobre la gentrificación. Cabe mencionar que es un grupo diverso y distribuido dentro de varios estados de la República Mexicana, por lo que las perspectivas, opiniones y posturas pueden llegar a ser muy variadas. En este sentido, la percepción que se tiene sobre la gentrificación podríamos catalogarla como buena y necesaria, especialmente se hizo énfasis en los beneficios que pueden traer a las comunidades y cómo dentro de varios estados ha contribuido en la manera que los trabajadores logran tener mayor especialización, ingresos y servicios para sus familias.
Este tipo de fenómenos económicos y sociales, pueden mejorar la calidad de vida de la población, dotando de mejores servicios e infraestructura que permitan el progreso social. El verdadero reto es realizarlo de una manera equitativa, humana y con una visión de progreso continuo.