- El Gobierno taiwanés rechaza la conexión de su industria con los dispositivos que estallaron en Líbano.
- Las autoridades investigan el origen de los componentes involucrados en la tragedia.
- Bulgaria y Rusia también se pronuncian sobre la situación y sus posibles implicaciones.
El Gobierno de Taiwán reafirmó este viernes que los componentes de los dispositivos que estallaron en Líbano, causando la muerte de doce personas y cerca de 3.000 heridos, no se fabricaron en la isla. El ministro de Asuntos Económicos, J. W. Kuo, afirmó desde el parlamento que “no se produjeron en Taiwán” y destacó que los circuitos integrados y baterías involucrados carecen de la capacidad para provocar explosiones.
Kuo también enfatizó la importancia de proteger la reputación de Taiwán y que el Ministerio de Asuntos Económicos brindará apoyo a los fabricantes locales para esclarecer la situación. La empresa taiwanesa Gold Apollo, cuyo logo apareció en los dispositivos, ha afirmado que la producción corresponde a BAC Consulting, una firma en Budapest, la cual, a su vez, niega cualquier implicación en el diseño o fabricación.
La investigación en Taiwán avanza, con la Fiscalía del Distrito de Shilin convocando al presidente de Gold Apollo y revisando sus oficinas. Se descubrió que BAC podría tener una oficina en Taiwán bajo el nombre de Apollo Systems Ltd. Esta situación ha levantado preocupaciones sobre la legitimidad de las operaciones comerciales de la empresa y su conexión con los eventos en Líbano.
Por otro lado, la Agencia Estatal de Seguridad Nacional de Bulgaria desmintió cualquier vínculo con el suministro de dispositivos explosivos a Hizbulá, asegurando que no se importaron ni fabricaron en su territorio. Mientras tanto, Rusia instó a evitar una operación militar israelí a gran escala en Líbano, advirtiendo sobre sus posibles consecuencias devastadoras para la región.