- El Gobierno israelí desaloja la aldea beduina de Umm al Hiran para dar paso a un asentamiento judío exclusivo, en el marco de un programa más amplio de desplazamientos en el Néguev.
- La demolición incluye viviendas y una mezquita, mientras los residentes denuncian el despojo de tierras y la falta de alternativas.
- Organizaciones pro derechos humanos acusan al Gobierno israelí de aplicar una política discriminatoria y de racismo institucional hacia los beduinos en el sur del país.
Las autoridades israelíes evacuaron la aldea beduina de Umm al Hiran, en el desierto del Néguev, para reemplazar a la población árabe con un asentamiento judío. Más de 300 residentes destruyeron sus propias casas para evitar el desalojo, pero las autoridades demolieron lo que quedaba, incluida la mezquita local.
Este desalojo es el cuarto de una aldea beduina en lo que va de 2024 y se suma a otros planes de reubicación que han afectado a más de 9.000 beduinos en la región. Las autoridades israelíes han enfrentado críticas por su trato hacia las comunidades árabes, que se ven obligadas a dejar tierras ancestrales sin recibir compensación adecuada. En diciembre, se prevé la destrucción de la aldea de Ras Jaraba, que alberga a 500 personas, como parte del mismo programa de reubicación.
Destrucción de Umm al Hiran para dar paso a un asentamiento judío
El ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben Gvir, celebró la demolición y la implementación de políticas para erradicar “casas ilegales” en la región, un argumento utilizado por el gobierno israelí para justificar estos desalojos. Sin embargo, organizaciones internacionales, como el Consejo Regional de Pueblos Beduinos No Reconocidos (RCUV), condenan estas prácticas, señalando que los beduinos del Néguev apenas tienen acceso al 4% de la tierra, mientras que las nuevas colonias judías continúan expandiéndose.
El programa de “reemplazo de población” en el Néguev busca reubicar a los beduinos en zonas urbanas sin la infraestructura necesaria, negándoles derechos fundamentales como acceso a servicios básicos. A pesar de las políticas gubernamentales, los beduinos siguen luchando por el reconocimiento de sus comunidades, por el acceso a la tierra y por la preservación de sus tradiciones y estilo de vida.