Comuneros del municipio de Nahuatzen, Arantepacua, protagonizaron disturbios en la ciudad de Morelia, Michoacán, donde quemaron vehículos comerciales, causaron daños a vehículos particulares y vandalizaron edificios gubernamentales.
Los comuneros, acompañados por normalistas y organizaciones indígenas, llegaron a Morelia en 10 camiones para llevar a cabo la protesta. Esta manifestación se produce siete años después de que fuerzas federales intervinieran en Arantepacua, resultando en la muerte de cuatro habitantes, incluido un estudiante menor de edad.
En las inmediaciones de Casa Michoacán (anteriormente Casa de Gobierno), los manifestantes lanzaron cohetes al edificio y prendieron fuego a una motocicleta policial. También agredieron a un conductor particular y vandalizaron su vehículo, mientras que otro camión repartidor de agua embotellada y refrescos fue incendiado durante la marcha. Más tarde, otra camioneta de una empresa de paquetería sufrió daños similares.
Además, los comuneros, con el rostro cubierto, dañaron anuncios en las paradas de transporte público, realizaron pintas en tiendas de conveniencia y en una sucursal del Banco del Bienestar, e ingresaron a las oficinas del Servicio de Administración Tributaria (SAT), donde destrozaron equipo de cómputo, fotográfico y mobiliario.
La protesta culminó en el Palacio de Gobierno, donde los manifestantes rompieron cristales y un cerco metálico en la puerta principal. Exigen justicia por la muerte de los cuatro comuneros y el enjuiciamiento de Silvano Aureoles Conejo, exgobernador de Michoacán, Adrián López Solís, exsecretario de Gobierno, y Juan Bernardo Corona, exsecretario de Seguridad Pública, a quienes señalan como responsables del operativo policial que resultó en las pérdidas humanas.