En las últimas semanas, la posibilidad de una crisis de abastecimiento de agua en Ciudad de México ha preocupado cada vez más a sus residentes. ¿Podría la ciudad enfrentarse pronto a un desabastecimiento total? Aunque la falta de agua en algunas áreas no es nueva, en los últimos meses se han intensificado los cortes temporales en diversas partes de la capital, avivando la preocupación sobre un posible “Día Cero”.
La prolongada sequía, la falta de lluvias y las temperaturas más altas de lo habitual han reducido drásticamente los niveles de las presas, activando así las alarmas respecto a la disponibilidad de agua.
Según Mario Hernández, investigador del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM, el término “Día Cero” se refiere al momento en que algún lugar, como Ciudad de México, se quedaría sin suficiente agua para satisfacer las necesidades de sus 22 millones de habitantes.
Aunque algunos especulan sobre fechas específicas para este evento, la respuesta a la pregunta sobre la inminencia de esta amenaza requiere un análisis más profundo de la situación técnica y climática.
Los meteorólogos explican que el escenario se ve agravado por fenómenos como “El Niño”, que han obstaculizado las lluvias esperadas. Esto ha dejado al sistema de presas Lerma-Cutzamala, crucial para el abastecimiento en la región, con niveles bajos históricos, según un estudio publicado por la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
A pesar de la crisis del agua, Hernández descarta la llegada inminente del “Día Cero”. Sin embargo, insta a la adopción de medidas urgentes que abarcan desde la mejora del sistema hasta la concienciación sobre el uso responsable del recurso.
La situación requiere una acción inmediata y sostenida para evitar una problemática mayor en el futuro.
Además de la sequía, se destaca la vulnerabilidad de la infraestructura de la ciudad, construida sobre un antiguo lago y rodeada de montañas, lo que la hace propensa a inundaciones.
Para hacer frente a este riesgo, se construyeron mecanismos de drenaje y se entubaron ríos, pero esto ha tenido consecuencias en la recarga de los acuíferos subterráneos.
La situación actual también refleja deficiencias en la gestión del agua. Se estima que el 40% se pierde en fugas en las redes de distribución y que no recibe el mantenimiento adecuado. A esto se suma el crecimiento urbano desmedido y la falta de medidas para recargar los mantos acuíferos.
En este contexto, el debate sobre el “Día Cero” se vuelve crucial. Si bien puede haber exageraciones en las predicciones más alarmistas, es indiscutible que la ciudad enfrenta una crisis hídrica que requiere atención inmediata.
Hernández propone una serie de acciones para mejorar la conservación del agua. Se destaca la necesidad de separar el drenaje pluvial de las aguas residuales y recargar los acuíferos con la lluvia.
También señala la importancia de invertir en programas de control de fugas y en la rehabilitación de la infraestructura existente.
Aunque el “Día Cero” puede ser una exageración, la crisis en Ciudad de México es real y urgente. Requiere un enfoque integral y colaborativo para garantizar un suministro sostenible para los mexicanos y su población en constante crecimiento.