En Tabasco, residentes se enfrentan a desafíos ambientales al vivir sobre terrenos que funcionan como cementerios de residuos de hidrocarburos desechados por Petróleos Mexicanos (Pemex).
Los lodos contaminados, resultado de las actividades petroleras, han afectado la salud de los habitantes y, en épocas de lluvia, han inundado sus hogares. A pesar de existir un programa destinado a mitigar los daños causados por la actividad petrolera, los fondos asignados han sido desviados hacia proyectos emblemáticos del gobierno federal, como el Tren Maya, y actividades que no contribuyen al mejoramiento ambiental, como la instalación de salas de cine o la adquisición de lencería.
En la Ranchería Anacleto Canabal Primera Sección, entrada a La Rampa, se identifica uno de los siete cementerios tóxicos en la región, marcada por una intensa actividad petrolera. Durante una visita al lugar, el fuerte olor a petróleo permea el ambiente. Caminar sobre este cementerio de lodos contaminados extraídos de las actividades petroleras de Pemex es una experiencia donde el suelo arenoso se mezcla con residuos de hidrocarburos y aceite.
Lorenza Castro Castro, de 60 años, residente frente a uno de estos cementerios, comparte su experiencia: “Es un olor muy fuerte, es un olor fétido, un olor como a fierro. Ahora sí que uno come con ese olor. Ya la garganta nos duele demasiado, no le sentimos ni sabor a la comida”.
En 2019, las inundaciones provocaron el desbordamiento de los lodos contaminados, afectando a la comunidad. A pesar de los esfuerzos de los vecinos por protegerse con costales de arena, la contaminación persiste. Los habitantes demandan que se desentierren los lodos y se retiren de la comunidad en lugar de bardar el cementerio tóxico.
Aunque Pemex cuenta con un programa para sanear comunidades afectadas por la contaminación petrolera, como la Ranchería Anacleto Canabal, los fondos asignados han sido utilizados para fines ajenos al mejoramiento ambiental. Esta situación contrasta con la espera continua de los residentes por recibir fondos del Programa de Apoyo a la Comunidad y Medio Ambiente (PACMA).
La contaminación ha impactado la salud de los habitantes, generando casos de alergias y problemas respiratorios en niños. Kenia Estefanía Méndez Salvador, madre de dos hijos diagnosticados con problemas de salud debido al cementerio tóxico, comparte: “Vivo enfrente del terreno contaminado y a mis hijos les llega toda esa tierra contaminada que se vuela que, con el aire, nosotros gastamos unos tres mil pesos cada mes en inhaladores y nebulizadores”.