La Palma, España, 13 de octubre de 2021 (Reuters).- Más de 700 residentes recibieron la orden de abandonar sus hogares el martes en la isla española de La Palma, mientras la lava al rojo vivo avanzaba hacia su vecindario.
A medida que el río de magma fundido descendía del volcán Cumbre Vieja en el noreste de Canarias, las autoridades ordenaron que entre 700 y 800 habitantes de La Laguna salieran de casa con sus pertenencias y mascotas, según el Plan de Emergencia Volcánica de Canarias (Pevolca).
“Queremos recoger documentos y otras cosas porque toda nuestra vida está en esa casa y no podemos cobrar más de 30 años en cinco minutos”, dijo a Reuters Enrique, de 50 años, dueño de una casa en España.
Las autoridades dieron a los propietarios hasta las 18:00 horas GMT para recoger sus cosas.
“Nos hemos visto obligados a evacuar una nueva zona. La lava avanza lentamente. La gente debería tener tiempo para llevarse sus documentos, sus efectos personales y cualquier cosa de valor”, dijo Miguel Ángel Morcuende, director técnico de Pevolca.
El martes hubo 64 movimientos sísmicos, el más fuerte midiendo 4.1, dijo el Instituto Geológico Nacional de España.
El aeropuerto de La Palma permaneció abierto, pero el martes se cancelaron 11 vuelos y otros se retrasaron, dijo el operador aeroportuario AENA (AENA.MC) .
Más temprano el martes, los funcionarios levantaron un cierre ordenado debido a una nube de humo sobre dos aldeas causada por la erupción, lo que permitió que más de 3.000 residentes salieran.
La lava que brotaba del volcán envolvió una planta de cemento el lunes, levantando nubes de humo y haciendo que las autoridades instruyeran a las personas en el área que se quedaran en casa.
La lava de la erupción que comenzó el 19 de septiembre ha devastado casi 600 hectáreas en total, dijeron las autoridades.
Después de que el cono del volcán colapsara parcialmente el sábado, un nuevo río de lava fluyó hacia el mar, devorando plantaciones de banano y aguacate y la mayoría de las casas restantes en la ciudad de Todoque.
Torrentes de roca fundida han destruido 1.186 edificios en las tres semanas transcurridas desde la erupción, dijo el Instituto Volcánico de Canarias y forzaron la evacuación de unas 6.700 personas.