La creciente violencia en Haití ha desencadenado una masiva salida desde su centro neurálgico, Puerto Príncipe. En medio de esta crisis, surge un problema crítico: las armas procedentes de Estados Unidos están fortaleciendo a las pandillas y alimentando la espiral de conflictos en el país caribeño.
La última ola de violencia ha obligado a muchos a huir hacia ciudades como Cabo Haitiano en busca de seguridad. Uno de ellos es David, un adolescente de 14 años que escapó de la violencia y el caos reinantes en Puerto Príncipe.
En medio del éxodo, la población haitiana señala a Estados Unidos como fuente principal del armamento utilizado por las pandillas, y exige una intervención urgente para detener el flujo de armas ilegales.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades locales para contener el tráfico ilegal de armas, la situación persiste, exacerbada por la negligencia en las fronteras y la presencia de pistas de aterrizaje clandestinas construidas tras el terremoto de 2010.
Haití se encuentra en una encrucijada, donde el flujo de armas estadounidenses está intensificando una crisis ya devastadora, profundizando la inseguridad y la inestabilidad en el país.