Estados Unidos se encuentra bajo la influencia de una extensa y peligrosa ola de calor que afecta a decenas de millones de personas, con ciudades como Chicago registrando temperaturas récord desde 1957. Según el Servicio Meteorológico Nacional (NWS), se espera que esta ola de calor se extienda desde Iowa hasta Maine hasta al menos el viernes.
La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, anunció medidas preventivas, incluyendo la activación de la Guardia Nacional para responder a emergencias relacionadas con el calor. En Chicago, se alcanzó una temperatura máxima de 36,1 grados Celsius (97 grados Fahrenheit), superando el récord anterior establecido en 1957. Se anticipa que las sensaciones térmicas alcancen los 37,7 ºC (100 ºF), según reportes del NWS.
La ola de calor ha generado preocupaciones significativas, especialmente en lugares como Phoenix, donde las temperaturas alcanzaron los 44,4 ºC (112 ºF) recientemente, resultando en un aumento preocupante de muertes relacionadas con el calor el año pasado.
Las autoridades han instado a la población a tomar precauciones, como limitar las actividades al aire libre, mantenerse hidratado y buscar refugio en centros de enfriamiento abiertos en diversas ciudades afectadas. Mientras tanto, en California, los bomberos continúan luchando contra incendios forestales impulsados por el viento y el calor en las montañas al norte de Los Ángeles.
Además, se reportan condiciones climáticas extremas adicionales, incluyendo tormentas invernales en las Montañas Rocosas y una creciente amenaza de aguaceros e inundaciones en la costa central del Golfo de México.