En una reciente intervención, Agustín Carstens, actual director del Banco de Pagos Internacionales (BIS), expresó su preocupación respecto a la posibilidad de una reducción prematura de las tasas de interés, argumentando que podría reavivar las presiones inflacionarias en México. Carstens, quien anteriormente se desempeñó como gobernador del Banco de México, destacó que la política monetaria opera con ciertos retardos y que una relajación monetaria más rápida de lo necesario podría tener consecuencias negativas.
Durante una reunión de la Sociedad Económica y Estadística de Basilea, Carstens señaló que los mercados financieros deben considerar de manera cuidadosa las expectativas de una flexibilización monetaria excesiva, ya que esto podría generar presiones inflacionarias no deseadas. Además, mencionó la posibilidad de que la fase actual de débil crecimiento continúe o se intensifique, recordando que la política monetaria tiene efectos con cierto rezago.
Carstens también hizo hincapié en la necesidad de prever posibles tensiones geopolíticas que podrían afectar los mercados de materias primas y los flujos comerciales a nivel mundial, lo que podría contribuir a un aumento de las presiones inflacionarias. En este contexto, hizo un llamado a los formuladores de políticas para que permanezcan atentos a las señales y mantengan su compromiso con la desinflación, al tiempo que promueven la sostenibilidad fiscal y el crecimiento de la productividad.
El exgobernador del Banco de México reconoció que, pese a los esfuerzos de los bancos centrales en los últimos dos años para endurecer la política monetaria, la actividad económica ha demostrado ser sorprendentemente resistente. Carstens indicó que los efectos completos del aumento de las tasas de interés aún no se han manifestado por completo y podrían ser mayores de lo anticipado, especialmente en lo que respecta a los canales de amplificación financiera, que son difíciles de prever.
En cuanto a la inflación, Carstens mencionó que las economías avanzadas, que comenzaron 2023 con una inflación promedio del 7.5%, han experimentado una disminución a 3.2%. En el caso de los mercados emergentes, excluyendo situaciones atípicas, la inflación ha pasado del 8.1% al 4.1% durante el mismo periodo. Estos cambios se atribuyen a la caída de los precios de las materias primas y la normalización de las cadenas de suministro tras la pandemia.
El director del BIS concluyó que los próximos seis a nueve meses deberían caracterizarse por una disminución continua de la inflación, un crecimiento moderado pero estable, un debilitamiento gradual del mercado laboral y un repunte progresivo del crecimiento de la productividad. Afirmó que, en última instancia, la inflación debería volver a los objetivos establecidos y las tasas de crecimiento converger hacia el potencial.