- Las bandas armadas dominan Puerto Príncipe, dejando miles de muertos y heridos, mientras la ayuda humanitaria se ve interrumpida.
- La misión internacional, liderada por Kenia, no ha logrado frenar el avance de las bandas, que controlan gran parte de la capital.
- La crisis política persiste, con una transición de poder inestable y elecciones aplazadas, mientras la violencia empeora.
Haití atraviesa una crisis de múltiples frentes que afecta tanto a su seguridad como a su estructura política. Las bandas armadas, especialmente la coalición Vivre Ensemble, liderada por el ex-policía Jimmy Cherizier, controlan la mayor parte de la capital, Puerto Príncipe. La violencia que estas bandas generan no da tregua, y el número de muertos y heridos sigue en aumento. Recientemente, dos aviones comerciales fueron tiroteados, lo que llevó al cierre temporal del aeropuerto principal del país y paralizó varias rutas aéreas.
La situación ha empeorado con la intervención de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MMAS), liderada por Kenia, que no ha logrado mejorar la seguridad. A pesar de la presencia de fuerzas internacionales y haitianas, las bandas siguen expandiendo su dominio, y la población se ve forzada a huir de los barrios más afectados. La falta de combustible, el cierre de infraestructuras clave y la escasez de alimentos han sumido al país en una crisis humanitaria de grandes dimensiones.
Crisis política y social en Haití sigue agravándose.
A la par de la violencia, Haití enfrenta una crisis política aguda. Desde el asesinato del presidente Jovenel Moise en 2021, el país no ha logrado celebrar elecciones y su situación política se ha fragmentado. El Consejo Presidencial de Transición (CPT), encargado de organizar los comicios, no ha logrado garantizar la estabilidad en el país. Las tensiones internas resultaron en la destitución del primer ministro Garry Conille.
El nuevo primer ministro, Fils-Aimé, reconoció que la situación de Haití es “crítica” y presentó una hoja de ruta para abordar la emergencia. Entre sus prioridades se encuentran el restablecimiento de la seguridad, la atención de la crisis humanitaria, la reactivación económica y la preparación de elecciones para noviembre de 2025. Sin embargo, la violencia imparable y la división política continúan siendo barreras difíciles de superar en este camino hacia la estabilización del país.