- Extorsionadas sexualmente por acceso a agua: mujeres de Iztapalapa y Xochimilco enfrentan graves abusos.
- La falta de agua y su impacto en las comunidades vulnerables.
- La necesidad de políticas públicas inclusivas y efectivas.
La crisis del agua en colonias de escasos recursos de Iztapalapa y Xochimilco ha llevado a situaciones alarmantes. Las mujeres en estas áreas han sido extorsionadas sexualmente por acceso a agua por los piperos a cambio de acceso al líquido. Jorge Alberto Arriaga, coordinador ejecutivo de la Red del Agua de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dio a conocer esta situación preocupante durante un foro sobre el agua organizado por el Congreso de la Ciudad de México.
La realidad de las mujeres en situación de vulnerabilidad
Arriaga destacó que la falta de agua tiene una dimensión de género que rara vez se aborda. Según una muestra de 600 mujeres de ambas alcaldías, el 5 por ciento admitió haber sido extorsionado sexualmente para obtener agua. Además, el 50 por ciento de las encuestadas reportó haber sufrido violencia sexual a manos de operarios de las pipas.
Esta situación representa uno de los peores actos de corrupción, ya que se intensifica cuando el servicio de agua es irregular. Las mujeres, quienes tradicionalmente se encargan de llevar el agua a sus hogares, a menudo se ven atrapadas en esta dinámica. Los operarios, sin un mecanismo de supervisión, suelen cobrar en efectivo; si las mujeres no pueden pagar, la única “opción” que les queda es el intercambio sexual.
Desigualdad en el acceso al agua
Arriaga también subrayó que los hogares de menores ingresos sufren más la falta de agua. Se estima que el decil más pobre, que gana 4,700 pesos al mes, destina un 8 por ciento de su ingreso al pago de agua, mientras que el decil más alto, con ingresos superiores a 70,000 pesos al mes, solo destina un 1 por ciento y no necesita comprar pipas.
El coordinador enfatizó que es vital desarrollar políticas públicas que aborden el acceso al agua de manera transversal e interseccional, teniendo en cuenta las realidades de pobreza, género y las necesidades de las personas con discapacidad.