- Críticas de excolaboradores destacan la falta de comprensión gubernamental de Trump.
- Posible gabinete podría ser más leal y radical en un segundo mandato.
- Figuras clave incluyen a J.D. Vance y Stephen Miller, enfatizando una postura autoritaria.
A medida que se acercan las elecciones del 5 de noviembre, las controversias en torno a Donald Trump resurgen con fuerza. Excolaboradores han manifestado sus críticas hacia el expresidente, describiéndolo como poco informado y con tendencias autoritarias. John Kelly, ex jefe de gabinete, ha sido uno de los más vocales, tildando a Trump de “fascista” y cuestionando su capacidad para gobernar.
En un posible segundo mandato, Trump parece decidido a priorizar la lealtad por encima de la competencia, buscando formar un gabinete radical que refleje sus ideologías. La desconfianza en sus colaboradores anteriores, que resultaron en varias dimisiones, parece haber llevado a Trump a buscar individuos que no desafíen su autoridad. Esta estrategia sugiere un cambio significativo en la dinámica del poder en comparación con su administración anterior.
Los nombres que suenan para su próximo gabinete incluyen a J.D. Vance y Stephen Miller, figuras conocidas por sus posiciones extremas en temas de inmigración y seguridad. También se espera que miembros de su familia, como Donald Trump Jr. y Lara Trump, jueguen un papel más importante en la nueva administración, subrayando la importancia de las lealtades personales en su equipo.
A pesar de su base de apoyo, las críticas hacia Trump continúan creciendo, especialmente de figuras militares como James Mattis, quienes lo ven como una amenaza para la democracia estadounidense. Con la posibilidad de regresar a la Casa Blanca, el enfoque en la lealtad podría definir no solo su gabinete, sino también el rumbo de la política estadounidense en los próximos años.