- En Kiev, se llevan a cabo sesiones de apoyo emocional para personas desplazadas y afectadas por el conflicto.
- Scott Fox, un terapeuta estadounidense, introduce la técnica de ‘tapping’ para ayudar a controlar la ansiedad.
- Se estima que 15 millones de ucranianos requieren atención psicológica a causa del conflicto bélico.
En una reunión reciente en Kiev, una mujer se identifica como Olena, originaria de Bajmut, una localidad que ha quedado en ruinas. Este evento forma parte de un esfuerzo coordinado para ofrecer apoyo emocional a aquellos desplazados por la guerra, donde voluntarios y organizaciones no lucrativas se unen para facilitar un espacio de sanación. Participantes de diversas ciudades, devastadas por el conflicto, comparten sus historias, evidenciando las cicatrices profundas que el enfrentamiento armado ha dejado en sus vidas.
Scott Fox, un terapeuta estadounidense, se ha sumado a estas sesiones para presentar una técnica innovadora llamada ‘tapping’. Esta metodología, que combina principios de acupuntura con elementos psicológicos, implica golpear suavemente ciertas áreas del cuerpo mientras se expresan preocupaciones y ansiedades. Fox, con experiencia en el trabajo con atletas y veteranos, resalta la necesidad de empoderar a las comunidades para que puedan acceder a recursos de manejo del estrés sin depender únicamente de profesionales.
Entre los asistentes se encuentra Tetiana Okrushná, una refugiada de Melitópol, quien utiliza sus habilidades de coaching para brindar apoyo a otros en su situación. Desde Kiev, Okrushná se dedica a compartir técnicas que ayudan a mejorar la salud emocional de quienes han vivido experiencias traumáticas. Su enfoque destaca la importancia de la colaboración y el apoyo mutuo en tiempos difíciles, recordando que la fuerza comunitaria puede ofrecer alivio y esperanza.
El Ministerio de Salud de Ucrania ha señalado que aproximadamente 15 millones de personas podrían necesitar asistencia psicológica como consecuencia de la guerra. Estos talleres no solo ofrecen estrategias prácticas para manejar la ansiedad, sino que también crean un espacio seguro para que las personas se conecten y compartan sus vivencias. Esta red de apoyo es esencial para reconstruir el tejido social y fomentar la resiliencia entre aquellos que han sufrido pérdidas y traumas significativos.