En Ecuador, la violencia en las prisiones ha vuelto a ser noticia tras el asesinato de dos directores en menos de diez días. El caso más reciente fue el de María Daniela Icaza, directora de la Penitenciaría del Litoral, la prisión más grande del país, ubicada en Guayaquil.
Este año ya se han registrado tres asesinatos de directores de cárceles. El presidente Daniel Noboa ha intentado frenar el control de las bandas criminales militarizando las prisiones más peligrosas.
Un cargo mortal
El primer asesinato de un director este año fue el de Damián Parrales, encargado de la cárcel de El Rodeo en Portoviejo, el mismo día que en Ecuador se celebraba un referéndum para aprobar reformas contra el crimen organizado.
A inicios de septiembre, Álex Guevara, director de la cárcel de Lago Agrio, fue asesinado por hombres armados mientras se trasladaba en su vehículo. Dos funcionarios más resultaron heridos en el ataque.
Pocos días después, María Daniela Icaza, la directora de la Penitenciaría del Litoral, fue asesinada mientras se dirigía a un hospital.
Investigación sin avances
La Fiscalía de Ecuador inició una investigación por el asesinato de Icaza, pero hasta el momento no ha habido avances. Su hermano ha criticado duramente al Gobierno, lamentando la falta de apoyo tras el crimen. Hasta ahora, ni el presidente Noboa ni otros funcionarios del Gobierno han comentado sobre este atentado.
En lo que va del año, además de los directores, varios guardias de prisiones también han sido asesinados.
La lucha continúa
Aunque las masacres dentro de las cárceles han disminuido, los funcionarios siguen siendo el blanco de ataques de las bandas criminales que controlaban las prisiones.
La militarización de las cárceles, ordenada por Noboa, trajo algo de calma, pero también ha generado denuncias de violaciones a derechos humanos y problemas humanitarios, como la falta de alimentos en algunas prisiones.
En la Penitenciaría del Litoral, que alberga a más de 6,000 presos, se han registrado algunas de las peores masacres carcelarias entre 2021 y 2023, con más de 500 reclusos asesinados en enfrentamientos entre bandas.