- La extorsión a albergues de migrantes en la frontera con EE.UU. ha alcanzado niveles alarmantes.
- Activistas y directores de refugios en Tijuana reportan acoso, amenazas y extorsión por parte del crimen organizado.
- La infiltración de traficantes y la violencia han empeorado la situación para los migrantes y desplazados.
La extorsión de grupos criminales en México ha alcanzado nuevos niveles de preocupación, afectando gravemente a los albergues de migrantes en la frontera con Estados Unidos. En Tijuana, los activistas están alertando sobre el aumento de amenazas y acoso hacia estos refugios, donde los directores han comenzado a reportar públicamente la infiltración del crimen organizado y las amenazas de muerte.
El pastor Gustavo Banda Aceves, director del albergue Embajadores de Jesús en Tijuana, el más grande de la ciudad con capacidad para 1.300 personas, fue uno de los primeros en denunciar las amenazas. Banda Aceves explicó que los ataques ocurren porque los albergues ofrecen refugio a migrantes y desplazados, quienes los grupos criminales explotan. A pesar de haber presentado denuncias, la protección por parte de las autoridades se ha reducido significativamente.
Cobro de piso en aumento
La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) ha reportado que el ‘cobro de piso’, una forma de extorsión en la que los grupos criminales exigen dinero a organizaciones, ha aumentado en un 45.3% durante el mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador. Entre enero y abril de este año, se registraron más de 30 extorsiones diarias en México, afectando no solo a negocios, sino también a organizaciones de apoyo a migrantes como La Casita de Unión Trans.
Además, se ha identificado la infiltración de traficantes en los albergues para convencer a los migrantes de pagar por cruces irregulares, lo que a menudo resulta en secuestros y más extorsión. Los albergues Misión Ágape Mundial y Proyecto Salesiano también han reportado estos problemas, donde los grupos criminales buscan a sus víctimas que han huido de la violencia en sus países de origen y las amenazan en su nuevo entorno en Tijuana.