Un estudio publicado recientemente en la revista Royal Society Open Science por la Universidad de Exeter en el Reino Unido, pone en tela de juicio la seguridad de la ganadería intensiva desde una perspectiva microbiológica, desafiando la creencia común de que estas instalaciones son seguras debido a la separación del ganado de animales salvajes.
La investigación, encabezada por Steve Hinchliffe, va más allá de los factores microbiológicos, ecológicos y veterinarios comúnmente considerados en las evaluaciones de bioseguridad, e incorpora aspectos sociales, económicos y políticos que influyen significativamente en la propagación de enfermedades infecciosas.
Si bien las granjas intensivas se consideran más seguras al separar al ganado de animales salvajes, el estudio expone que esta visión ignora las condiciones del mundo real. Accidentes, daños estructurales, ingreso de animales salvajes y la constante movilidad de trabajadores son solo algunos ejemplos de las fallas que pueden ocurrir en estas instalaciones.
Un Panorama Preocupante: Más allá de la Bioseguridad
El análisis realizado por los investigadores, al incluir factores sociales, económicos y políticos, revela un panorama aún más preocupante. La ganadería y la agricultura, a través de la modificación del paisaje y la degradación ambiental, pueden propiciar la aparición de nuevas enfermedades infecciosas.
Las normas de bioseguridad, además de ser costosas, no siempre se implementan de manera efectiva y carecen de uniformidad a nivel global. Las diferencias en las estructuras de las granjas, desde las antiguas y costosas de Europa hasta las “abiertas” de Estados Unidos, y las condiciones climáticas, como la necesidad de ventilación en zonas subtropicales, dificultan la implementación de medidas bioseguras estandarizadas.
Intereses en Juego: Un Impedimento para la Salud Pública
Los autores del estudio también señalan la compleja relación entre las autoridades nacionales y las empresas alimentarias, donde los intereses económicos pueden obstaculizar la implementación de medidas de bioseguridad efectivas.
En lugar de enfocarse únicamente en aumentar la bioseguridad, la normalización y la eficiencia, los investigadores proponen un replanteamiento más profundo. Consideran necesario reevaluar las repercusiones socioculturales de la intensificación de la producción ganadera en la salud planetaria, la sostenibilidad ambiental y el bienestar animal.
El estudio de la Universidad de Exeter sirve como una llamada de atención sobre los riesgos asociados a la ganadería intensiva y la necesidad de un enfoque holístico que priorice la salud pública y la sostenibilidad a largo plazo.