Más de un centenar de restos óseos humanos, descubiertos en los terrenos de la antigua Hacienda de Santa Lucía durante la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), revelan aspectos de la vida en esa área durante la época prehispánica. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha estudiado 112 esqueletos provenientes de 104 enterramientos, recuperados de los sitios denominados “Tlatel 7” y “Sin Cuadrícula 5”, ambos de cronología Coyotlatelco (600-900 d.C.), y “Xaltocan polígono 6”, del periodo Posclásico Tardío (1200-1500 d.C.).
El INAH realiza un análisis antropofísico de más de 100 restos óseos en terrenos del AIFA
Como parte de las 3,700 hectáreas del actual Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), en la ex hacienda de Santa Lucía, Estado de México, al noroeste de la Cuenca de México, se encontraron, además de hallazgos paleontológicos de fauna del Pleistoceno, evidencias arqueológicas de una aldea de agricultores y pescadores teotihuacanos del Clásico Tardío y dos del Epiclásico, relacionadas con el complejo cerámico Coyotlatelco.
También, se identificaron siete contextos habitacionales del Posclásico Temprano al Tardío, afines a la sede del señorío otomí de Xaltocan. Xaltocan, ubicada en una isla en el lago poco profundo del mismo nombre, fue un importante centro regional de filiación otomí durante el Posclásico Temprano, Medio y Tardío (900 a 1520 d.C.).
El análisis antropofísico fue realizado por Jorge Arturo Talavera González, responsable de la Sección de Bioarqueología de la Dirección de Salvamento Arqueológico (DSA) del INAH, y su equipo. La colección de “Tlatel 7” consta de 19 esqueletos en estado de conservación regular, que corresponden a 12 personas adultas (siete mujeres y cinco hombres), de entre 25 y 35 años al momento de morir, además de infantes y un adolescente.
El hallazgo más sobresaliente de este sitio
El hallazgo más sobresaliente de este sitio, según Talavera González, es el esqueleto de una mujer de entre 35 y 40 años de edad, proveniente del “Entierro 4”. Este presenta una fractura en la parte inferior del brazo izquierdo (pseudoartrosis) que, prácticamente, corresponde a la amputación del miembro, una lesión que debió ser extremadamente dolorosa. “Lo interesante es que las huellas de los huesos muestran crecimiento del tejido óseo, lo que indica que la mujer sobrevivió entre cinco y siete meses después del evento traumático, y se le colocó una prótesis para estabilizar el brazo y sanar. Esto era imposible sin cirugía, por lo que finalmente falleció, posiblemente a consecuencia de una infección”, detalló Talavera González.
En el sitio de Xaltocán se contabilizaron 58 enterramientos humanos, algunos colectivos, sumando un total de 66 individuos, la mitad de ellos infantes y algunos fetos. “Es la primera vez, en 13 años que llevo en esta sección, que encuentro tal cantidad de esqueletos infantiles, en estado de conservación regular”, revelando un alto grado de mortalidad infantil. “Nuestra hipótesis es que, debido a que Xaltocán tenía conflictos con Cuautitlán, es probable que las niñas y niños del lugar estuvieran sometidos a un estrés constante que, aunado a una mala alimentación, los debilitó”, explicó Talavera González.
De los 66 individuos, destaca el caso único de un esqueleto masculino de entre 18 y 20 años de edad, con probable poliomielitis o dislocación congénita de cadera, el cual será analizado con especialistas en biomecánica del Instituto Nacional de Rehabilitación para determinar su manera de moverse. Finalmente, en el sitio “Sin cuadrícula 5” se hallaron 27 esqueletos, de los cuales 19 corresponden a mujeres y 11 a hombres.
Proyecto de Salvamento Arqueológico del AIFA
Estos entierros son el resultado de las excavaciones realizadas durante el Proyecto de Salvamento Arqueológico en las obras del AIFA, dirigido por Rubén Manzanilla López, que inició en mayo de 2019 y concluyó en mayo de 2022. El análisis del material arqueológico se llevó a cabo de noviembre de 2021 a marzo de 2024, y se entregaron dos informes sobre los estudios de antropología física al Consejo de Arqueología del INAH, instancia de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.
Xaltocan se convirtió en una ciudad significativa después de la caída de Tula y, hacia 1220 d.C., en la capital de la nación otomí. Durante sus 500 años de existencia, Xaltocan se apoderó de las comunidades vecinas y fue contemporánea de los señoríos de Culhuacan y Tenayuca.