- Irán celebra elecciones presidenciales anticipadas entre la indiferencia y preocupaciones económicas.
- Sin un favorito claro, los votantes elegirán entre varios candidatos para suceder a Ebrahim Raisí.
Este viernes, Irán ha iniciado sus elecciones presidenciales anticipadas en un clima de incertidumbre política y descontento económico. Más de 58.000 colegios electorales abrieron sus puertas a las 08:00 hora local (4:30 GMT), con más de 61 millones de iraníes convocados a las urnas. Los principales candidatos incluyen al pragmático conservador Mohamad Baqer Qalibaf, el ultraconservador Saeed Jalili y el reformista Masoud Pezeshkian, compitiendo por suceder al difunto presidente Ebrahim Raisí.
Se prevé una posible segunda vuelta debido a las encuestas que sugieren que ningún candidato alcanzará el 50 % de los votos. El líder supremo, Ali Jameneí, ha instado a una alta participación como muestra de apoyo a la República Islámica, aunque la población muestra escepticismo y apatía debido a la crisis económica, con una inflación del 40 % y un desempleo juvenil del 20 %.
Las elecciones se desarrollan en un contexto de desencanto generalizado, especialmente entre los jóvenes, por la falta de libertades sociales y la crisis económica persistente. La baja participación en las recientes elecciones parlamentarias refleja un creciente desafío para el régimen, que busca legitimidad a través del respaldo popular en las urnas.
Ali Jameneí ha llamado a los iraníes a votar para elegir un presidente que defienda los principios de la Revolución Islámica de 1979 y enfrentar los desafíos internos y externos del país.