La sombra de una mayor tasa de impuestos a los bancos sigue en el aire; sin embargo, esta medida podría ser “un arma fiscal de doble filo” para el gobierno, ya que es el sector que más contribuyó a la inversión extranjera, por lo que este cambio no ayudaría a resolver los retos fiscales que enfrentaría Claudia Sheinbaum e influiría en el deterioro de la confianza empresarial.
Contribución del sector bancario
Si bien las instituciones financieras reportaron ganancias históricas en los últimos años, muestran un lugar relevante dentro de la Inversión Extranjera Directa (IED); mientras que los impuestos pagados contribuyen cada vez más al Producto Interno Bruto (PIB).
En los primeros tres meses del 2024, México atrajo 20,312.7 millones de dólares de IED, de los cuales, el mayor porcentaje provino de la banca derivado de la reinversión de utilidades, que alcanzó los 4,712 millones de dólares, equivalente al 23.2% del total, según datos de la Secretaría de Economía (SE).
Pago de impuestos por los bancos
Existe evidencia que sugiere que los bancos han estado pagando su parte justa de impuestos durante más de 20 años, de acuerdo con Citibanamex, tanto en forma de tasas impositivas efectivas cada vez más altas, que pasaron de 21.6% en 2003 a 26.6% en 2023, así como impuestos más altos como porcentaje del PIB, de 0.11% a 0.31%, respectivamente.
De acuerdo con datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), en los primeros cinco años de la presidencia de López Obrador (2019-2023) el “impuesto a la utilidad” de las instituciones financieras sumó los 319,796 millones de pesos, 103% por arriba de lo reportado en el mismo periodo del gobierno de Peña Nieto, de 157,446 millones de pesos.
Una medida arriesgada: Citibanamex
Para Citibanamex, esta iniciativa es un déjà vu y un “elefante en la habitación bien conocido”, ya que el ruido que socava la confianza empresarial no es nada nuevo y, especialmente para el sector, desde la llegada de Morena a la presidencia con Andrés Manuel López Obrador.
Eventos como la cancelación del proyecto aeroportuario de México hasta cierta incertidumbre en el sector eléctrico y la banca con intentos en la regulación de comisiones bancarias en 2018 hasta las iniciativas para intentar fortalecer préstamos más baratos a las PYMEs, “el sector ha visto una buena dosis de ruido/riesgo”, dijo Citibanamex.
“El mayor problema no es la mayor carga fiscal per se, sino el deterioro de la confianza empresarial”, destacó Citibanamex.
Precisó que esto se ha reflejado parcialmente en el comportamiento del crecimiento de los préstamos, especialmente en el caso de las empresas y las PYMEs, por lo que “este tema fiscal podría convertirse en un arma de doble filo”.
Citibanamex mencionó que, fuera de los préstamos al consumo, el crecimiento de los créditos del sistema bancario ha ido perdiendo un poco de impulso, principalmente debido a la debilidad de los créditos comerciales.
“Creemos que una regulación (o impuestos) engorrosos podría reducir la voluntad y la capacidad del sector para apoyar eficazmente la prosperidad económica” argumentó la institución financiera en un análisis.
Impacto fiscal limitado
Citibanamex considera que incrementar la tasa impositiva a los bancos que operan en México tendría un impacto fiscal moderado. Sin embargo, el sistema bancario no puede soportar por sí solo la carga de mayores impuestos, ya que la situación fiscal de México exige otras acciones más allá de la tributación.
El análisis expone que con la tasa impositiva efectiva real de los últimos doce meses del 26.6% y subiendo al 35%, la relación entre el ISR y el PIB del sistema bancario muestra cambios marginales: pasando del 0.31% al 0.40%.
Incluso con una tasa efectiva mucho más elevada del 40%, dicha relación apenas alcanzaría el 0.46% del PIB; por lo que el sistema bancario no puede soportar por sí solo la carga de impuestos más altos.
“Por muy atractivo que pueda sonar un 0.46% del PIB, una mayor carga fiscal impuesta a los bancos por sí sola aún estaría lejos de resolver los desafíos fiscales de México, ya que se proyecta que el déficit público sea de -6% del PIB en 2024, el más alto desde 1988”, agregó.