Durante el fin de semana festivo del Día de los Caídos en Guerras, una serie de tormentas poderosas barrieron el centro y sur de Estados Unidos, dejando un saldo trágico a su paso por Texas, Oklahoma, Arkansas y Kentucky.
Las devastadoras tormentas, que coincidieron con una ola de calor sin precedentes desde el sur de Texas hasta Florida, sembraron el caos y la angustia. Al menos 21 personas perdieron la vida, y numerosas comunidades quedaron sumidas en la oscuridad por los apagones.
El gobernador de Kentucky, Andy Beshear, confirmó en una conferencia de prensa este lunes que cuatro personas murieron en cuatro condados a causa de las tormentas. Además, se reportaron ocho muertes en Arkansas, dos en el condado Mayes, Oklahoma, y numerosos heridos, incluidos invitados a una boda al aire libre.
El condado Cooke, Texas, fue devastado por un tornado que arrasó un parque de casas móviles, cobrando la vida de cuatro personas. En Charleston, Kentucky, un tornado de gran magnitud dejó un rastro de destrucción en su paso.
El director de Gestión de Emergencias, Nick Bailey, lamentó que áreas rurales del condado Hopkins, que aún se estaban recuperando del tornado del año pasado, sufrieran nuevamente la noche del domingo.
El gobernador Beshear expresó su alivio de que las tormentas no hayan sido aún más catastróficas, pero subrayó la importancia de estar preparados y vigilantes ante los peligros del clima severo. Los meteorólogos advierten sobre la posibilidad de que el clima severo se traslade hacia la costa este, instando a la precaución.