Álvaro Uribe Vélez, una figura política destacada en Colombia durante décadas, fue formalmente acusado este viernes de sobornos a testigos y fraude procesal, marcando un hito al convertirse en el primer expresidente del país en enfrentar un juicio penal.
Tras una larga investigación que incluyó un período de detención domiciliaria en 2020, Uribe Vélez deberá defenderse en juicio para probar su inocencia en un caso relacionado con supuestos sobornos a testigos para modificar sus testimonios o negar vínculos con grupos paramilitares.
El exmandatario podría enfrentar una pena de hasta 12 años de prisión por estos cargos.
Durante la audiencia del viernes, Uribe afirmó: “Nunca solicité sobornar a un testigo, simplemente pedí verificar la información que recibía”.
El proceso se remonta a más de una década atrás, cuando Uribe, presidente de Colombia entre 2002 y 2010, denunció que un senador opositor buscaba testigos para declarar en su contra y vincularlo con la creación de un grupo paramilitar en la década de 1990 en una hacienda familiar. Sin embargo, esta denuncia se volvió en su contra cuando se le investigó por presuntamente presionar a testigos para que retractaran sus testimonios a cambio de beneficios.
Durante la audiencia de formalización de la acusación, la fiscalía señaló a Uribe Vélez por los delitos de soborno a testigos y fraude procesal.
El caso representa un punto de inflexión en la historia política de Colombia, ya que es la primera vez que un expresidente enfrenta un juicio penal, marcando un momento crucial en el sistema judicial del país.